Los pequeños estados insulares, luego los países africanos y después los que tengan alto nivel de riesgo. Ese es el orden de prioridad que el Fondo Verde para el Clima (FVC), que este año entra en operaciones, ha establecido para apoyar acciones y proyectos de mitigación y adaptación de cambio climático en los países en vías de desarrollo, de modo que puedan hacer frente al calentamiento global.

El Fondo Verde para el Clima, creado en el 2011, es el órgano de subvenciones de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que permitirá ejecutar proyectos, programas, políticas y otras actividades en los países miembros de la Convención, destinando el 50 % de sus recursos a iniciativas de adaptación y el otro 50 % a las de mitigación.

Este ámbito abarcará proyectos de eficiencia energética en edificios, electrodomésticos y de los procesos industriales; transporte de bajas emisiones, acceso a energía con bajas emisiones y proyección de energía en pequeña, mediana y gran escala.

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En adaptación, en cambio, se podrá postular a los que apunten a reducir la vulnerabilidad ante posibles impactos climáticos, a preparar y desarrollar capacidades y a incrementar la escala de actividades de adaptación basada en comunidades.

Se prevé que los desembolsos para cada proyecto serán hasta de $ 50 millones. Para conseguirlos, los países en desarrollo tienen hasta este junio para postular iniciativas.

Lo que el FVC busca es promover un desarrollo bajo en carbono y resiliente al clima. Para esto deberá cumplir la meta de recaudar $ 100.000 millones anuales hasta el 2020 a través de financiamiento público y privado. Estos recursos ayudarán a hacerle frente al cambio climático, no a combatirlo, ya que para eso se necesitarían $ 10 trillones anuales, según estimaciones científicas referidas en la COP 20 o la Cumbre Mundial del Clima, realizada en Lima en diciembre pasado.

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Antes de dicha cita, 21 estados anunciaron aportaciones en la primera Conferencia de Donantes en Berlín. Compromisos por $ 9.300 millones fueron celebrados como “la mayor contribución nunca antes lograda por un mecanismo de financiamiento climático”, de acuerdo con un comunicado de la institución.

El mayor aportador es EE.UU. con $ 3.000 millones. Le siguen Japón ($ 1.500 millones), Reino Unido ($ 1.126 millones), Francia ($ 1.035 millones) y Alemania ($ 940 millones). Fue en la COP 20 que la cifra ascendió a $ 10.200 millones gracias a las contribuciones de los gobiernos de Austria, Colombia y Perú.

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Este último, junto con Noruega, presidirá por este año la Junta directiva del FVC. Ambas naciones tendrán que coordinar las discusiones sobre la distribución de los recursos económicos, así como gestionar y negociar fondos adicionales y vigilar que los países desarrollados cumplan con el aporte al que se comprometieron.

Esas promesas económicas representan una piedra angular del futuro acuerdo mundial sobre el cambio climático que deberá aprobarse en la COP 21, que se realizará en París a fines de este año, para mantener el aumento de la temperatura por debajo de los 2°C.

Durante la Conferencia de Donantes, el ministro de Ambiente de Perú y presidente de la COP 20, Manuel Pulgar Vidal, resaltó que el FVC “es el epicentro que va a determinar la dirección tanto de las inversiones públicas como privadas en las próximas décadas”. (I)