El papa Francisco visitó de improviso ayer un templo budista en Sri Lanka, lo cual no estaba previsto en su programa, anunció su portavoz. En el templo Baha Bohdy de Colombo fue recibido por el presidente de esta organización budista internacional, Banagale Upathissa.

El portavoz del papa, Federico Lombardi, indicó a la prensa que el pontífice quiso “manifestar su amistad” con el budismo en este encuentro que duró unos 20 minutos.

Ante la llegada del papa argentino, el monje budista, al que acompañaron siete monjes más jóvenes, abrió una estupa, un monumento funerario con reliquias de dos monjes difuntos. El líder católico, por su parte, se sacó los zapatos en el templo, en el que había una gran estatua de Buda. Normalmente, este monumento se abre una sola vez al año.

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También ayer, el pontífice reconfortó a la pequeña iglesia de Sri Lanka ante un millón de fieles en Colombo, insistiendo en la libertad de creencia en un país azotado por tensiones étnicas e interreligiosas.

La policía de la capital, que dio la cifra de un millón, dijo que se trató de la congregación más importante reunida durante una manifestación pública en el país. El Vaticano, por su parte, cifró la asistencia en más de 500.000.

El oficio eucarístico fue el punto álgido de una visita de dos días a Sri Lanka, veinte años después de la de Juan Pablo II. Por primera vez, esta nación de 20 millones de habitantes (el 7% de ellos católicos) cuenta con un santo: Joseph Vaz, misionero llegado de India en el siglo XVII y venerado por su ayuda a los pobres y enfermos de todas las comunidades. El papa recordó, al canonizarlo ayer, su vida. (I)

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POR VISITA DE FRANCISCO.

Liberación de presos
Las autoridades de Sri Lanka liberaron a 612 presos como gesto por la visita del papa. Se excarceló a quienes cumplían penas menores, estaban en fase procesal, habían cometido faltas como no pagar multas o tenían más de 75 años.