'Un comunista en calzoncillos' (Editorial Alfaguara), la última novela de la escritora argentina Claudia Piñeiro, es un pliego de recuerdos de lo que fue la relación con su padre. La evocación de esa etapa de su vida se ubica en Burzaco y ocupa en el calendario las fechas que van de diciembre de 1975 a junio de 1976. De los últimos episodios del gobierno de Isabel Perón a los primeros meses de la dictadura militar liderada por Jorge Rafael Videla. Del ocaso de la infancia de la autora al despertar de su adolescencia.

El libro, publicado mundialmente en junio pasado, se alimenta, según sus propias palabras, de “recuerdos encubridores”, esos con los que es posible convivir pese a las trampas de la evocación. En esta entrevista con EL UNIVERSO, Piñeiro explica las claves de esta obra.

¿Qué tanto de verdad y de mentira hay en 'Un comunista en calzoncillos'?
Este libro debe leerse como una novela. No es una autobiografía, porque cada vez que desde el punto de vista literario necesité mentir, lo hice. O para darle más espesura a los personajes o para mejorar la curva dramática.

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Ahora que ha muerto Videla, ¿qué le dice esa fecha?
Fue el comienzo de un ciclo oscuro en Argentina. Celebro que Videla haya sido condenado en un juicio justo, algo que él no le concedió a tantos muertos y desaparecidos durante la dictadura. Y celebro también que haya muerto en prisión.

¿Cómo este libro le ha ayudado a reconstruir la figura paterna?
Muchos escritores, más tarde o más temprano, sentimos la necesidad de meternos con la figura paterna. Con la materna había trabajado en Elena sabe. Me faltaba mi padre, traerlo en palabras, evocado y reparado. Creo que este era el momento no solo desde lo personal sino también desde mi camino literario. No podría haber escrito esta novela antes.

¿Cómo le ha marcado la relación con este señor ‘comunista en calzoncillos’?
Era una relación ambivalente pero muy amorosa y de admiración. Ciertos valores que se fundan tempranamente son consecuencia de su marca: la honestidad, los ideales, la perseverancia.

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¿Qué aspectos de la infancia le han marcado y cuáles han influido en su obra literaria?
Básicamente el silencio, a la manera que dice George Steiner en El silencio y la escritura. Del silencio de mi padre y de mi propio silencio en aquellos años nació la necesidad de ponerle palabras, de tratar de contar ese vacío. Creo que por ese silencio escribo.

¿Es entonces este libro un ejercicio de sanación?
No, uno escribe literatura para trabajar el lenguaje, jugar con las palabras, inventar personajes, historias. Si además escribir sana alguna herida, será un beneficio secundario, pero nunca el motor para escribir.

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¿Qué le llevó a escoger el título 'Un comunista en calzoncillos'?
Apareció una noche en el Chaco, en la tertulia literaria que organiza el escritor (argentino) Mempo Giardinelli. Cada escritor invitado lee algo que ha escrito. Yo leí el primer capítulo de esta novela que aún era un borrador. Cuando terminé de leer, el escritor peruano Alonso Cueto me dijo: ‘Me encantó lo que leíste de ese comunista en calzoncillos’. Ni bien lo oí, supe que allí estaba el título.