Levanta una de sus patas. Se estira. Se pone de perfil. Se encrespa y gira. Así, deja ver el intenso colorido de su hermoso plumaje. Es Tomás, el papagayo de Guayaquil (Ara ambigua guayaquilensis) más fotografiado del Parque Histórico.

Dicen sus cuidadores que muestra su temperamento cada vez que alguien se acerca para captarlo. “Tiene su genio y lo hace notar cuando no quiere más fotos”, comenta Edith Lecaro, quien cuida de él desde octubre pasado en el sitio ubicado en la parroquia La Puntilla, Samborondón (Guayas).

Este ejemplar se mostrará a los visitantes hoy, cuando se celebra su día, pues el 21 de julio del 2005 el Municipio local lo declaró símbolo natural del cantón Guayaquil.

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Tomás es también símbolo de la supervivencia de esta subespecie endémica de la Costa que está “en peligro crítico” de extinción, entre otros factores, por la acelerada destrucción de su hábitat natural y la cacería.

En el último conteo realizado en el 2002 se registraron unos 60 papagayos en estado salvaje en los dos únicos lugares donde habitan: el bosque seco de la cordillera Chongón Colonche (Guayas y Santa Elena) y los bosques entre las provincias de Esmeraldas e Imbabura.

Tomás es uno de los 66 que nacieron en cautiverio como parte del programa de conservación ejecutado por la Fundación Ecológica Rescate Jambelí. El primero nació el 2001 en la sede de la organización en Naranjal (Guayas). Ahora hay cinco parejas que están en pleno proceso de reproducción de las nueve formadas en el centro.

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Todas se integraron de especímenes rescatados del tráfico ilegal de animales, de entregas voluntarias y transferencias de otros centros. A cada uno se lo bautiza con el nombre de sus primeros cuidadores, con el de las personas que los entregaron o según las circunstancias del hecho. Herbert y Beatriz, llamados así en honor a quienes los entregaron, son los más reproductores. Catorce de sus crías están vivas.

De los 66 nacidos sobreviven 35. El 67% de la mortalidad ha ocurrido en los primeros tres meses de crianza y se da por factores como la falta de experiencia de sus padres primerizos que al querer protegerlos los matan no intencionalmente, cuenta Rafaela Orrantia, directora de la Fundación Jambelí.

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Una de las claves para la reproducción en cautiverio es una mínima intervención humana en el proceso, dice la bióloga, quien siente una conexión especial con el macho Circo. “Ahora se analiza reinsertalos a su hábitat y se hace un estudio genético para ver el nivel de relación que tienen los papagayos nacidos en cautiverio. Los resultados preliminares indican que hay un alto grado de consanguinidad”, agrega.

Esta crianza en cautiverio es una de las aristas de la Estrategia Nacional de Conservación de esta especie que implementa el Ministerio del Ambiente desde el 2005. La asistencia para su reproducción era obligatoria ante el reducido número de especímenes en estado natural y la condición de monogamia de la subespecie, cuenta Gretel Campi, bióloga del Parque Histórico de Guayaquil.

Las parejas formadas se quedan juntas de por vida y eso se evidencia en la Fundación Jambelí, donde solo una de las hembras, de las nueve parejas formadas, ha procreado con dos machos, comenta Orrantia.

Más de un centenar de universitarios conocieron el viernes en el Parque Histórico las estrategias para conservar la especie. Tomás, de 7 años, volvió a ser la estrella del acto.

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60 papagayos
De Guayaquil existían en estado natural, de acuerdo al último conteo que se realizó en el año 2002.

35 especies
Existen en cautiverio, según registro de la Fundación Jambelí que aplica un programa para conservar al ave en riesgo de extinción.

El proyecto de conservación de crianza en cautiverio del papagayo de Guayaquil arrancó en 1997 y recién en el 2001 nació la primera cría. Esta es una de las alternativas para aumentar su número”.Rafaela Orrantia, directora de la Fundación Ecológica Jambelí