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El atentado -dos explosiones con un intervalo de 15 minutos- se produjo cerca de la mezquita Saheb al Zaman en Kermán, cerca de la tumba del general Soleimani.
El líder del EI capturado fue identificado como Mamduh Ibrahim al Haji Shaykh, un facilitador del grupo terrorista en el norte del país.
En noviembre de 2015, a Bahar y a sus tres hijos pequeños los vendieron por quinta vez.
Los asesinados fueron 46 civiles y siete soldados.
Hassan, un experto en grupos yihadistas, estimó en un tuit que el líder del EI “podría haber muerto accidentalmente”.
Turquía responsabiliza del ataque a la milicia kurda de Siria YPG, considerada terrorista por Turquía pero aliada de Estados Unidos en la lucha contra el EI.
La crisis en el país africano ha causado el desplazamiento de más de dos millones de personas.
Se trata del principal ataque en Mogadiscio desde la elección en mayo del nuevo presidente somalí, Hassan Sheikh Mohamud.
Los rehenes fueron decapitados y sus muertes fueron grabadas en video a modo de propaganda.
El ataque sirve como un recordatorio de la promesa de Estados Unidos de ayudar al gobierno sirio en su lucha contra el grupo militante.
El sospechoso, Shihab Ahmed Shihab, un solicitante de asilo iraquí, visitó Dallas en noviembre y tomó imágenes de video del área alrededor de la casa de Bush.
En el Sinaí, los ataques se concentran especialmente en los oleoductos y gasoductos que abastecen a Israel y Jordania.
El acusado fue militante del EI en Siria y estuvo involucrado en el secuestro de rehenes estadounidenses y europeos.
En el atentado murieron al menos doce personas y 35 resultaron heridas.
El jurado de este juicio ante un tribunal federal tardó solo 12 horas en declararle culpable de los ocho cargos retenidos contra él.
El fallecimiento fue anunciado a principios de febrero por Estados Unidos. Murió por el estallido de su propia bomba, según Joe Biden.
"El Estado Islámico ha intentado expandir su influencia en África a través de operaciones a gran escala", revela el Departamento de Estado de EE. UU.
Estas personas y entidades “suponen una amenaza grave y continua para la estabilidad regional e internacional”, de acuerdo a la organización.
La ONU consideró alentadora la muerte del líder del EI, pero insistió en que no hay soluciones fáciles para el problema que plantea el grupo yihadista.
La recompensa por información de Sanaullah Ghafari es de 10 millones de dólares.