Existe violencia, el Ecuador desea paz.

Soy católica y agradezco a los sacerdotes y a los religiosos de ambos sexos que consagran sus vidas a Dios para inspirar en todos los ecuatorianos, sin distinción, construir una ciudad de Guayaquil y un país Ecuador de bien, bondad, respeto, amor a Dios, al prójimo y a la naturaleza.

La buena semilla que se siembra la continuemos sembrando todos. (O)

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María Andrea Del Cioppo Morstadt, Guayaquil