Es lamentable este episodio que compromete la democracia de un país hermano, Argentina; refleje la descomposición moral de la política generada por el odio de los sectores confrontados y revela cómo puede conducir a la manifestación más execrable del comportamiento humano: el crimen.

Felizmente por gracia de Dios, el agresor no cumplió con su cometido y la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner salió ilesa del atentado, hecho que nos lleva a reflexionar sobre la naturaleza humana y sus bajas pasiones que impelen a sus clasificados a cometer actos de barbarie, poniéndolos a nivel de las especies salvajes del mundo animal, identificadas por la acción instintiva, agresiva, destructiva, potencialmente mortal que sabemos ignoran. Deploro el intento de magnicidio y hago votos por la concordia y la paz del pueblo argentino. Que la política sea el instrumento portador y facilitador de las más nobles acciones en favor del otro. Debiera ser la aspiración y expectativa de todos. (O)

César Rodrigo Bravo Bermeo, médico, Guayaquil