Apreciados lectores, el COVID-19 ahora es el virus PCCh (virus del Partido Comunista Chino), nuevo nombre, la misma mortal pandemia mundial. Antes de transformarse en virus, primero es un genoma-proteína-parásito-viral, una vez que entra en nuestro cuerpo se replica, actuando como virus.
¡Lavado de manos, uso de guantes, mascarillas, alcohol, gel, amonio, dióxido de cloro, trajes de bioseguridad, aislamiento, distanciamiento, etc., no son suficientes elementos para combatirlo! Lo imprescindible es evitarlo desde el inicio hasta el final de la cadena productiva, de distribución y consumo. Porque ahora vivir con esa peste, cambiar de hábitos, trabajar, producir y consumir debe tener un nuevo matiz maravillosamente relevante, utilizar los controles y las certificaciones de calidad en todas las cadenas de las actividades humanas, creando así una nueva cultura del orden, de organización en la sanidad. Sin salud no hay vida. La ciencia y la calidad de vida están por encima del dinero, nuestra vida y la de nuestro prójimo están primero. Antes, un control y una certificación de calidad eran un detalle de prestigio, marca y promoción para una empresa o fábrica; ahora ello es más que eso; es una necesidad, es imprescindible para nuestras vidas presentes y futuras y de nuestras próximas generaciones.
Las gestiones de control de calidad en las empresas e industrias con normas ISOS internacionales tienen más vigencia hoy que nunca. Desafortunadamente Ecuador tiene tan solo 859 empresas con certificación ISO-9001. Lo que significa una cantidad muy baja en relación con la cantidad de empresas-industrias registradas en el país, o sea habrá de investigar que el resto de empresas cumplan con las normas que garantizan calidad en sus procesos de gestión, operación y fabricación. Por favor consumidores, exijamos controles y certificaciones de calidad a todas las empresas nacionales y extranjeras. (O)
Verónica R. Cabrera Pacheco, Guayaquil