A propósito de los tremendos casos de violencia intrafamiliar y los cada vez más crueles femicidios que llenan los espacios de crónica roja de los medios, nos preguntamos, ¿a qué se debe este fenómeno que no era tan conocido anteriormente?, ¿antes se pasaba por alto o se lo ignoraba?

Lo cierto es que es una situación muy preocupante, pues muchas veces son víctimas hijos, niños de corta edad, que no atinan a comprender este terrible drama en su entorno hogareño, que los afectará en su psiquis de por vida.

Es complejo especular sobre las causas exactas de estos tristes desenlaces, pero probablemente en muchos casos ocurren por la precipitación de que las jovencitas abandonan prematuramente la casa seducidas por los novios, sin que exista el más mínimo sentimiento del verdadero amor, ni suficiente conocimiento de los antecedentes personales del individuo; es decir, solo lo aceptan por la novelería pasajera del placer, produciéndose embarazos precoces e incrementando el triste número de madres solteras. Que, de paso, es otra tragedia social.

Lo más terrible es que trae resultados desastrosos para los tiernos seres llegados al mundo sin amor y con posibles trastornos genéticos.

Luego a aquellas jóvenes, sintiéndose engañadas, les sobreviene el tardío arrepentimiento que trae como consecuencia reacciones violentas de sus exparejas, que a más de no asumir los deberes paternos no se resignan a perder su “presa”, que es como un objeto solo para su satisfacción íntima. Y si descubre que hay un rival de por medio, poseído por celos enfermizos llega al extremo de cometer un execrable hecho de sangre, sin importarle pasar en prisión el resto de su vida. Indudablemente es consecuencia del caos que vive la sociedad con hogares desechos, haciendo que los hijos se críen sin orientación en lo moral y buenas costumbres, por lo que probablemente fracasen en sus estudios y prefieran unirse a los vicios, malas compañías, etcétera.

Sobre este tema, que es muy importante en nuestra sociedad, será interesante conocer las opiniones de sociólogos y psicólogos, las cuales puedan servir de orientación familiar, incluso dando charlas en las escuelas, los colegios, las universidades, los barrios, etcétera; dirigidas a los niños, adolescentes y jóvenes del país.(O)

Alfredo Minervini Faillace, jubilado, Guayaquil