El estudio ‘Patrones de violencia hacia las niñas en el Ecuador’, de Plan Internacional, deja al descubierto una amarga realidad.
Por ahora el estudio recoge información de cinco provincias: Cotopaxi, Chimborazo, Azuay, Cañar y Pichincha. La conclusión es impresionante: el 82,5% de las madres rurales piensa que “las niñas ni siquiera pueden evitar ser víctimas de la violencia”, se refieren a la violencia sexual. En algunos sitios se castiga al culpable con azotes o se recibe una compensación en dinero o en animales, y si es del círculo familiar se arregla con el matrimonio. La niña es escondida y queda señalada, estigmatizada para siempre.
Todavía en nuestro país la mujer es utilizada como un objeto, cuyo uso lo deciden los demás, tanto que hay familias que reciben dinero a cambio de entregar a la hija para que salga al exterior a trabajar y a prostituirse.
Necesitamos cambiar de mentalidad, concebir a la mujer, en todas las etapas de su vida, como lo que es, un ser humano integral, con capacidad para ejercer el derecho a decidir su vida y el deber de contribuir al desarrollo social.
Es tarea de la familia, la escuela, los medios de comunicación, los legisladores y el Gobierno. (O)