El presidente ha dicho con frecuencia algunas cosas que vale recordar (bueno… siempre dice muchas cosas…). Uno, si pudiéramos devaluar la moneda, si no estuviéramos dolarizados, todo estaría mejor. Dos, hemos pasado la crisis sin ningún paquetazo (no se ha ajustado gasolina, electricidad, gas, nada). Tres, el PIB (la producción anual en el país) durante este gobierno ha pasado más o menos de 50.000 a 100.000 millones de dólares en 10 años, como nunca.

Veamos algunas cosas, partiendo de la primera hipótesis: no estar dolarizados y devaluar.

1) La devaluación hubiera generado un ciclo de devaluación-inflación-devaluación, porque así sucede en los países donde los bancos centrales no son independientes y los gobiernos necesitan el financiamiento devaluatorio (tienen más ingresos que egresos externos y así, cuando hay devaluación, reciben más sucres “impresos por el Banco Central” por cada dólar). Muy probablemente hubiéramos tenido una devaluación del orden del 70% y en dos años una inflación hacia el 20% anual. Sin duda eso (devaluación/inflación) no ha sucedido ni en Colombia, Perú o Chile (han devaluado fuertemente sin generar inflación), pero sí en Argentina o Venezuela. Ecuador estaría desgraciadamente en el segundo grupo.

2) El PIB en sucres hubiera subido aproximadamente a la par (aunque algo menos) del 20% anual de inflación, pero hubiera caído en dólares en función del 70% de devaluación. Es decir, tendríamos un PIB hacia 80.000 millones de dólares en lugar de 100.000. Ya es menos atractivo de lo que se publicita, una subida de 60% en lugar de 100% en 10 años, la diferencia es grande.

3) Si el PIB es menor, la relación deuda/PIB es mayor. En lugar del 39,5% que señala el Gobierno, que en realidad es superior al 45% si incluimos correctamente todas las deudas, estaríamos por encima del 50%. Muy, muy elevado.

4) El subsidio a los combustibles hubiera aumentado, porque importaríamos en dólares “más caros” y venderíamos al mismo precio en sucres. Algo similar (no igual) ocurre con la electricidad, cuya producción esencialmente tiene que ver con productos importados (maquinaria, etcétera). En consecuencia, la necesidad y probabilidad de paquetazos en gasolina, gas y electricidad sería mayor. Es decir que si no hemos tenido paquetazos, no es por mérito del Gobierno, sino por la dolarización.

5) Todo esto hubiera afectado gravemente el discurso de la equidad, porque la inflación y devaluación lo que hacen es transferir recursos de manera disimulada de la gente más pobre hacia el Gobierno y los exportadores privados. La equidad al revés.

…Por eso hay una lección muy simple para el próximo gobierno: mantenga la dolarización, pero no solo manténgala, sino deje de hablar en su contra, no es “a pesar de la dolarización” que estamos bien, sino “gracias a…”, y más importante aún: haga lo que se debe hacer para fortalecerla (en estos 10 años se la ha debilitado día tras día). Por ejemplo, no insinuando ninguna posibilidad de tomarse las reservas de los bancos (nuestros depósitos en realidad) o retirando el dinero electrónico de manos del BCE. Lo mejor para el país: palabras positivas más acciones reales. Ni más ni menos. (O)