Los conceptos de la física moderna son tan complejos que difícilmente son comprendidos por más del uno por diez mil de la población. Por eso una caterva de charlatanes New Age hablan de relatividad o de incertidumbre, con la casi seguridad de que en sus auditorios nadie saldrá a discutirles sus chambonas interpretaciones de la ciencia. Uno de los términos más usados por estos cuenteros es ‘cuántico’, que en realidad es un concepto complicado, pero como la palabra suena bonito, permite explicar lo inexplicable.
Científicos verdaderos han creado un “espejo cuántico”, que, dicho de forma basta, consistiría en una pared de átomos en la que se consigue reflejar una partícula. Lo singular de este artilugio es que podría ser que el reflejo sea una partícula real. En política hay una suerte de espejo cuántico: el reflejo de una sociedad no es una imagen meramente visual, sino que existe realmente. Este ficcional espejo de sociedades que describo, en cambio, nos muestra el futuro o, más bien, una opción de futuro. Un país puede ver en la suerte de otro a dónde irá a parar si se empeña en seguir sus pasos. Tenemos el caso de Venezuela, que debe convertirse para la humanidad en ejemplo de todo lo que no se debe hacer en el gobierno. El teniente coronel Hugo Chávez fue el peor gobernante de toda la historia de América Latina, se las ingenió para convertir al país más rico del mundo, en su hora de mayor bonanza, en un infierno donde las personas comen basura, en medio de una violencia descontrolada y un desbarajuste moral. Es tan impre sentable el modelo venezolano que los amigos del Gobierno ecuatoriano, que se reconoce seguidor de las doctrinas chavistas, procuran ahora desmarcarse, diciendo que Ecuador más bien se parece a Uruguay y Chile. ¡Vea, hemos sido iguales a los países punteros del continente y no nos hemos dado cuenta!

¿Por qué no fuimos Venezuela si durante diez años nos empeñamos en imitarla? Hay varios motivos, pero un factor clave ha sido la dolarización, que nos ha impedido sumirnos en el vórtice de la inflación galopante y de las devaluaciones indefinidas. Y esto a pesar de que el presidente editó una recopilación de sus papers estudiantiles, en la cual la única tesis que se puede extraer es que la dolarización es mala. Pero ahora están hablando de implantar una “moneda regional”, que seguramente se limitará a los países de la ALBA, o sea a Venezuela, a Nicaragua... excelente compañía. Con este artilugio cuántico podrán zafarse del lazo de la dolarización y satisfacer temporalmente las expectativas que han desatado. Pero lo que no dicen es que para implantarla tendrán que forzosamente recurrir a una incautación de dólares, a un feriado bancario y a un corralito monetario. Porque no hay otra manera, ¿o usted, lector, irá muerto de gusto a entregar sus dólares para que a cambio le entreguen sucres albinos? Quienes sueñan con esa catástrofe están en la obligación de explicar cómo la van a montar y usted, amigo, queda advertido.(O)