Muchas personas, entre las que me incluyo, piensan que nos acercamos a unos sufragios que lejos de generarnos confianza, amenazan celebrarse en medio de la burda trampa y la conflictividad.
El Consejo Nacional Electoral (CNE) –llamado a garantizarnos un sistema electoral limpio– y otras autoridades ajenas a la función electoral han coadyuvado en la pérdida de confianza.
Caminamos en una dirección en la que los miembros del CNE (por acción u omisión) no nos demuestran imparcialidad, honestidad e independencia; ni apertura a las recomendaciones para mejorar el proceso eleccionario. No se perciben prudencia, responsabilidad ni patriotismo. No evidencian intención de corregir las graves irregularidades del proceso denunciadas públicamente, ni estar proclives a construir algo de confianza ciudadana; tanto que ni siquiera han revelado el resultado del conteo rápido efectuado por la Escuela Politécnica Nacional el reciente domingo 19 de febrero. Recordemos que esa Universidad fue contratada por el CNE por un monto de 88.329 dólares para hacer el conteo rápido en la primera vuelta y 4.931 dólares para la segunda vuelta. Así, la declaratoria del ganador en la primera vuelta resultó de dudosa legitimidad.
Las recientes declaraciones del general Luis Castro, excomandante general del Ejército, incrementaron el grado de escepticismo. Este pidió a los soldados continuar brindando seguridad al proceso electoral, para que se respete la sagrada voluntad del pueblo ecuatoriano. Les exigió no bajar la cabeza y servir siempre a su pueblo, a su patria y no dejarse seducir por la corrupción y nunca vender su conciencia a ningún precio (¿acaso hubo intentos de comprarlo u otros sí se han vendido?). Además, hizo un llamado a la paz, porque teme enfrentamientos entre hermanos. Esto en referencia al plantón en los exteriores del CNE, en Quito. También afirmó: “…que el Ejército no estuvo dentro de la cadena de custodia de los biombos tras el proceso electoral. La cadena de custodia siempre debe estar con presencia total que en forma legal y constitucional manda que las Fuerzas Armadas sean custodias de la voluntad popular...”. Según nota de EL UNIVERSO, le advirtió al ministro Ricardo Patiño que “no debía atreverse” a poner en su cuenta Twitter personal resultados antes de las 17:00 del domingo, hora en que debía terminar el proceso de elecciones, porque él debía ser neutral al ser autoridad.
Aún hay tiempo para rectificar. Para que el CNE desempeñe su rol con independencia y que la función Ejecutiva no interfiera. Urge restablecer el cumplimiento de la ley electoral. El CNE debe permitir que el proceso electoral del 2 de abril próximo sea auditado en tiempo real. Precaver que las juntas se instalen y funcionen en el día y horas previstas. No antes ni después, como habría ocurrido en poblaciones rurales manabitas. Que haya total y efectiva custodia de las Fuerzas Armadas.
El proceso eleccionario debe producirse observando las reglas y condiciones establecidas, para satisfacer los deseos de una real democracia. De lo contrario, tendremos elecciones como las de Venezuela y Nicaragua, países que solo tienen un garabato de institucionalidad, que no sirve para pedirles cuentas a sus autoritarios gobernantes, ni para reemplazarlos pacíficamente. Aquellos usan las elecciones para intentar revestirse de legitimidad. (O)