La Constitución es clara al fijar los deberes y atribuciones de la Asamblea Nacional, entre los cuales los más importantes son: “Expedir, codificar, reformar y derogar las leyes, e interpretarlas con carácter generalmente obligatorio” y “Fiscalizar los actos de las funciones Ejecutiva, Electoral y de Transparencia y Control Social...”.

Si es así, hay que pensar en las características que deben tener las personas que desempeñarán esas tareas que son de vital importancia para la vida democrática del país. No se trata solamente de condiciones naturales, sino que requieren conocimientos y formación específica.

Sin embargo, al terminar la inscripción de las listas de candidatos entre los cuales debemos elegir, nos queda la preocupación de que muchos de ellos no tienen los requisitos para desempeñar la tarea que vamos a encomendarles.

Todavía tenemos tiempo para reflexionar. Cuando se quiere contratar a alguien para un determinado quehacer, lo primero que hacemos es averiguar su preparación y los antecedentes que nos darían una idea de si es apto o no. Pero cuando se trata de las tareas más importantes para la vida política del país, parece que nos conformamos con que sean populares, conocidos, simpáticos. No se trata de que sean más o menos que los demás ciudadanos, simplemente, que sean adecuados para el rol que desempeñarán, solo eso. (O)