Jaime Maussan, mexicano, investiga desde hace veinte años la existencia de seres extraterrestres similares a nosotros, humanos. ¿Hay seres similares a los humanos fuera del planeta Tierra?
No pretendo responder la pregunta; pretendo recoger elementos de los científicos que, sin caber en nuestro “disco duro”, llevan a descubrir cuán pequeños y al mismo tiempo cuán grandes somos los seres humanos.
-Millones de soles, o estrellas, forman una galaxia. -La Vía Láctea es una galaxia. -La Vía Láctea está integrada por 200 billones de soles –Los estudiosos afirman que hay millones de galaxias–.
-La Tierra es uno de los ocho planetas mayores, que giran alrededor de la estrella que llamamos Sol. La Tierra es más pequeña que un grano de la arena de todas las playas de todos los mares juntos.
¿En qué queda lo escrito en el Génesis acerca de la creación del mundo?
Notemos que la finalidad del Génesis es religiosa. En el Génesis no se enseña cómo Dios creó el universo. Enseña con imágenes que el universo fue y es creado gradualmente; y que fue y es confiado por Dios al hombre (1,1- 3,24).
Enseña que hay seis días para trabajar y uno, el Sabat, para descansar y reconocer la generosa grandeza (en el pensamiento y voluntad de Dios, los humanos existimos antes de todo lo creado) de Dios, sirviendo en la creación.
Surge la pregunta: ¿En tamaña inmensidad del universo somos los únicos seres racionales y libres, o es posible que haya en el universo otros seres inteligentes y libres? Sin entrar en el campo científico, entramos en campo de la generosidad de Dios, que conocemos por la fe.
1) Dios, siendo amor, tiene y realiza desde siempre su plan creador y renovador de lo creado: se manifiesta, crea, se da, renueva.
2) Dios (inspirándose en su Hijo) creó todo lo que hay en el cielo y en la Tierra, lo visible, lo invisible. Dios lleva a plenitud su obra en Cristo, de acuerdo con su plan eterno. Este plan consiste en: a) darnos a su Hijo inmerso en la creación; b) hacer que él asuma nuestra humanidad terrena; c) unir en él, Hijo de Dios y hombre, todas las cosas, las celestes y las terrenas (Ef, 1,10); d) Escogernos en Cristo antes de la creación del mundo, para ser adoptados como hijos suyos (Ef. 1,4), (en el pensamiento y voluntad de Dios, los humanos existimos antes de todo lo creado); e) Siendo Cristo Hijo de Dios hecho hombre en la Tierra, Dios une en Cristo todas las cosas, tanto en el cielo como en la Tierra. (Ef. 1, 10).
Acercándome a la pregunta ¿Sería posible que Dios haya creado en otros planetas seres similares a los humanos? Pero, de acuerdo con la Palabra de Dios en cartas de Pablo, Dios ya asumió en el planeta Tierra, en la persona de Cristo, su unigénito, toda la humanidad, toda la creación terrena y celestial. No puede haber otro ser más importante que el asumido en la Tierra por el Hijo de Dios. ¡La Tierra es capital del universo! (O)