A la construcción del parque Samanes, que hoy disfrutan miles, precedió una declaración de “Área Nacional de Recreación”, que me resulta extrañísima. Repasaré con usted las razones:

1.- La Ley Forestal y de Conservación de Áreas Naturales y Vida Silvestre dispone que estas deben conservarse inalteradas (art. 68). Sin embargo, en el área Los Samanes el objetivo era construir un parque con características urbanas, con más de 80 canchas deportivas y estadio; por tanto, implicaba rellenar grandes extensiones de terrenos, donde había arrozales y un humedal. Algo que según especialistas consultados alteró el medioambiente y contrarió los fines de conservación de un área de recreación y del ecosistema natural. ¿Infracción legal o error de buena fe?

2.- La misma Ley (art. 107) dispone que para declarar un “Área Nacional de Recreación” se debe contar con una superficie de 1.000 hectáreas al menos. Pero, en lo que respecta a Los Samanes, la ministra del Ambiente (Acuerdo 48/marzo 2010) hizo tal declaración sobre una extensión de 379,79 hectáreas. Posteriormente (Acuerdo 164/septiembre, 2010), amplió el área protegida a 602,05 hectáreas, incluyendo el Bosque Protector Cerro Colorado. Aun así, incumplió el requerimiento legal. Lo advirtió el ‘Estudio de alternativa de manejo para la declaratoria de Área Protegida Los Samanes’ del Ministerio. ¿Infracción legal o error de buena fe?

3.- Otro aspecto de incoherencia aflora cuando se observa que en la zona de canchas y terrenos rellenados se plantaron árboles de especies exóticas, modificando el medioambiente originario, lo cual es inaudito en un área protegida. Me he informado que sembrar especies exóticas podría estar bien en casas particulares o parques urbanos comunes, mas nunca en un área protegida cuyo principal fin es la preservación y restauración de ecosistemas naturales. ¿Error de buena fe?

4.- Lo gastado y presupuestado en el “Área Nacional de Recreación Los Samanes” es elevado, si se cuantifica lo invertido en otras 49 áreas protegidas. En Los Samanes ya se han invertido más de USD 100 millones (incluida la adquisición de terrenos e infraestructura). La ambientalista Deborah Chiriboga advirtió (abril/2010): “Por qué declararla área de recreación e invertir 200 millones de dólares cuando hay parques de papel que no tienen infraestructura… Me parece hasta irresponsable que un monto no sea más bien dirigido a las áreas protegidas de mayor riqueza”.

5.- Por último, el humedal que había antes de la construcción de las canchas era muy importante para la retención del agua de lluvia, pues contribuía a que los efectos de las inundaciones sean menos graves.

Mucho de lo anotado indica que detrás de la declaración de “Área Nacional de Recreación Los Samanes”, en realidad existió un cálculo político y la oportunidad de gastar gran cantidad de dinero en obras, complementos y propaganda oficial. Algunos de estos en cantidades excesivas (como postes de luminarias y letreros situados a distancias cortísimas, por ejemplo). Se habría utilizado dicha declaratoria, principalmente, para intervenir en un área netamente urbana que obligaba a solicitar a la municipalidad los permisos de uso de suelo y construcción del parque. Tal vez no se quiso ceder los recursos económicos ni el rédito político al Cabildo, quien pudo ejecutar directamente la obra, sin necesidad de la declaratoria comentada.

¿Errores de buena fe? (O)