Manglaralto es una de las parroquias más antiguas del cantón Santa Elena, perteneciente a la provincia del mismo nombre. Está ubicada en la zona norte y su belleza natural es incomparable porque está rodeada de comunas y recintos junto al mar y a cerros exuberantes, condición natural que cualquier país del mundo envidiaría poseer.

Sus necesidades básicas son atendidas de manera insuficiente por parte del Gobierno central y seccional. Una de ellas es el aprovisionamiento de agua potable, tanto es así que no poseen agua potable de calidad y esta es suministrada por la Junta Regional de Agua Potable de Manglaralto durante muchos años y que se obtiene de los acuíferos (pozos) existentes en esa zona. La gestión de esta entidad ha sido apoyada constantemente por técnicos de la Espol, tema que he referido en algunas ocasiones en este espacio. Pero, en los últimos meses esa situación es caótica porque los pozos se están secando por escasez de lluvias y la población está sufriendo la falta de líquido vital. Las promesas de instalación de una planta de procesamiento de agua potable en el trasvase San Vicente para abastecer a las parroquias Manglaralto y Colonche por parte de la alcaldía de Santa Elena se diluyen por falta de recursos. La semana pasada estuve en el lecho del trasvase y apenas observé un espejo de agua, proveniente del bombeo de Leoncito, la cota era cero. Dudo que aquello se haga realidad. Se comenta que existe un estudio técnico, valorado en 400.000 dólares, pero no se vislumbra su ejecución de manera inmediata.

Por otro lado, hace pocos días, el Comité de Gestiones de Manglaralto, creado en septiembre de 2011 mediante Acuerdo Ministerial 10620, convocó a los habitantes para reclamar ante autoridades del Ministerio de Salud de la provincia por el constante desmantelamiento y descuido del Hospital Área 28. Cabe anotar que este centro hospitalario fue construido hace 42 años, gracias a la gestión personal del capitán Hugo Idrovo, hijo predilecto de Manglaralto y hasta la presente fecha ha salvado muchas vidas, especialmente en épocas de temporada invernal dada la afluencia de pacientes debido a la gran cantidad de turistas que disfrutan de ese paraíso descuidado. En carta dirigida al presidente Correa, el 8 de septiembre pasado, le explican sus temores por la falta de medicinas y sus frustraciones ante un posible cierre y culpan a los actuales funcionarios de dicho hospital. Le comentan que hace tiempo no funciona como lo hacía años atrás. Le indican que pretenden cambiarle la condición de hospital por dispensario, pero calificado por autoridades con nombres rimbombantes y le indican que le han pasado estadísticas falsas sobre el número de usuarios, etcétera. Finalmente le solicitaron una cita, cosa que nunca se efectuó. Ante esta situación, el actual gobernador ha comentado que este tema ya ha sido “sociabilizado” a los habitantes. Cosa por demás absurda porque a nadie se le ocurre cambiar un hospital por un dispensario. Y como consecuencia del olvido, los reclamantes optaron por cerrar momentáneamente la vía de la Ruta del Sol para que sean escuchadas sus peticiones. Fui testigo de aquello.

Los problemas en Manglaralto no se limitan a la falta de agua y atención médica y medicinas. También reclaman por el costo del transporte, por el desmantelamiento del Cuerpo de Bomberos, reintegración de la extensión universitaria, etcétera.

Ojalá que autoridades nacionales y seccionales tomen en cuenta estas peticiones. La gente no soporta tanta desidia... y tienen razón. (O)