Uno de los eufemismos más corrientes que muchos gobiernos usan para denominar a las donaciones o aportes gratuitos es el de “crédito no reembolsable”. Todo crédito implica el carácter de retorno de lo adeudado. Sin embargo, si vemos la cantidad de estos recursos entregados por organismos multilaterales a lo largo del tiempo observamos que solo han pasado a formar parte de la inmensa cantidad de recursos que América Latina ha recibido a lo largo de estos últimos años. Superan en mucho al Plan Marshall, que reconstruyó Europa luego de la segunda guerra mundial y ciertamente hacen parte de la historia negra de las corrupciones del subcontinente.

Solo con hacer un estudio sobre este rubro de “créditos no reembolsables” observaremos como bancos y/o países han contribuido grandemente a que ni las obras de infraestructura ni las inversiones en materia educativa hayan reportado ganancias a los pueblos recipientes de estos recursos. Es probable que veamos detrás de los mismos generosos créditos que endeudan a nuestros países y en donde las donaciones no son más que el aceite que mueve la burocracia corrupta de varias naciones. Les dan algo a cambio de que endeuden a sus países y al mismo tiempo sostengan la ineficacia mortal de las infraestructuras por un lado y el rezago educativo por el otro.

Hace unos días la presidenta del FMI recordó que estamos retrasados en esos dos importantes puntos del desarrollo y que si no hacemos algo rápido y pronto, la región perderá competitividad. Y lo dice alguien que preside uno de los organismos que ha jugado un rol notable en el fracaso de la reforma educativa de nuestros países y que ha recetado fórmulas de manejo económico en la región que han sido un fracaso uno tras otro.

El rostro del cinismo por un lado y el de la corrupción por el otro nos dan una visión del anverso y el reverso de una moneda que significa pérdidas de oportunidades para millones, pobreza, desempleo y además corrupción. Una forma de implementar estos programas y estos “créditos no reembolsables” es de carácter urgente estudiarla e implementarla. El viejo sistema de concesión de recursos solo ha servido para que la corrupción crezca en volumen y significa escasa competitividad de la región.

Ahora que se vienen tiempos duros por los bajos precios de las materias primas, veremos muchos de estos casos en los que gobiernos que se vanagloriaban del desarrollo y la prosperidad de sus pueblos se encuentren ante una realidad que obliga a repensar el destino de nuestros países sin dobleces, populismos, corrupción ni eufemismos. El dinero malgastado y las oportunidades perdidas deben ser revertidas... incluso desde el lenguaje.(O)

Solo con hacer un estudio sobre este rubro de “créditos no reembolsables” observaremos como bancos y/o países han contribuido grandemente a que ni las obras de infraestructura ni las inversiones en materia educativa hayan reportado ganancias a los pueblos recipientes de estos recursos.