El domingo 30 de noviembre leí una nota en la prensa española titulada ‘Cataluña necesita ser gobernada’. En principio, a mí, me pareció un poco fuera de lugar, pero pensando cómo estamos, llegé a la conclusión de que estaba en lo cierto.

Pienso que cuando el nacionalismo se ha apoderado de la palabra del conjunto de los catalanes es oportuno recordar que “nadie tiene derecho a hablar en nombre de toda Cataluña”. Así lo recordó el pasado 29 de noviembre en Barcelona, Mariano Rajoy, y algo más: la pluralidad de una sociedad que, a pesar de la nueva hoja de ruta de Artur Mas hacia la independencia, rechaza su proyecto y quiere seguir formando parte de España, como así evidenció el resultado de la consulta del 9 de noviembre. Rajoy se ofreció a escuchar a todo el mundo, pero con un límite claro: no poner en tela de juicio la unidad de España ni el derecho de sus ciudadanos a decidir sobre la soberanía nacional, así como mantener la igualdad entre todos. A partir de ahí, hay mucha política por hacer, que es lo que Mas no practica, entregado solo a “vender su arcadia”, mientras el gobierno de la nación, como es su obligación, hace la política real, financiar a la Generalitat a través del Fondo de Liquidez cuando el mercado le niega préstamos; pagar a través del Tesoro de España los “bonos patrióticos”, pagar a los farmacéuticos (hace dos meses que no cobran) a través del fondo de pago de proveedores; pagar las nóminas de funcionarios... Es decir, política. Mientras, Mas se encomienda a un sistema de listas únicas y de partido único. En definitiva, Cataluña necesita ser gobernada.

José Morales Martín,
Cataluña, España