Estas líneas son portadoras de reflexiones posteriores a la sabatina del 18 de octubre del 2014. Las hago con las debidas consideraciones hacia usted y con el respeto que se merecen tanto el país como la verdad. En la era del conocimiento, la verdad debe constituir el común denominador de nuestros encuentros. Los sofismas, cobijados por el poder, cualquiera que este sea, pueden transformarse en maquinarias devastadoras de quienes se opongan a un determinado criterio o proyecto.

Es obligación de un presidente poner un alto a todo aquello que ultraje o coarte la libertad y a todo intento de convertir al pueblo en instrumento de un sistema de accionar político –hábil e inteligentemente diseñado–, pero ajeno a propósitos compartidos de construcción de la democracia, de respeto a la Constitución y de fidelidad a nuestras comunes raíces y creencias. Dentro de este contexto me permito señalar inconsistencias, abusos de poder, uso doloso de la información y algo más.

- ¿Por qué escucho, en ocasiones, las sabatinas? Ejerzo mi libertad; trato de estar informado. En el presente caso, hago uso de parte del libreto del último sábado (18 de octubre del 2014).

- Si las sabatinas fueron creadas para informar al Ecuador sobre las acciones del Gobierno, no es ético convertirlas en tribuna de promoción de AP y de agresión sistemática a quienes, en el pasado y/o presente, pensaron o piensan de manera distinta. El CNE, de ser independiente, debió hace mucho tiempo ‘exhortar’ a un cambio radical, señor presidente.

- La reelección presidencial está legislada en nuestra Constitución. Pretender modificarla, vía enmienda, es apartarse de la ley. Una mayoría, por sí misma, no engendra legitimidad si el objeto de aprobación es ilícito. ¿Es idóneo que en cada sabatina un grupo previamente entrenado grite “reelección, reelección”? ¿Espontaneidad? Usted sabe que no, presidente. Es una burla al derecho de los demás que no disponen de medios de comunicación para difundir sus tesis. Las sabatinas no las paga AP; es dinero de todos los ecuatorianos.

- Conozco a Guillermo Lasso –no soy su amigo–, pero no es dable ni lógico ‘jugar’ con frases, sacadas de contexto, para unirlas artificiosamente a fin de encontrar contradicciones en el pensamiento de alguien. El respeto al honor debe estar presente en las intervenciones públicas. Su palabra es escuchada, presidente. Tremenda responsabilidad y enorme privilegio.

- El Informe semanal al País debe ser eso: informe de obras y proyectos, y no tribuna de proselitismo político. ¿Quién controla este espacio semanal? Nadie, presidente, usted lo sabe.

- ¿Viveza? Ayer, “El IESS Avanza” engendró Avanza de Ramiro González. Hoy, Avanzamos patria. Ecopaís: la nueva gasolina: ¿por qué no, directamente, Alianza PAIS? El abuso del poder genera malos humores.

- Parece que las vacas flacas pugnan por entrar al presupuesto del Estado. Hoy, más que ayer, Ecuador necesita un pueblo unido por grandes anhelos y metas, disciplinado y consciente, dispuesto a trabajar por su progreso, abierto a la comprensión de horas difíciles. Dividirnos más podría ser una postura suicida. Los de ayer y los de hoy, ante todo y después de todo, somos ecuatorianos.

“Nunca olvides que tus sueños no tienen fecha de caducidad”. (A.A.)