Es sabido, por lo menos desde Maquiavelo en adelante, que en condiciones de debilidad política no se deben dirigir los esfuerzos hacia múltiples temas. El resultado inevitable será la dispersión y todos los beneficios los cosechará el adversario más poderoso. Por el contrario, al concentrarse en un solo tema, los débiles pueden llegar a controlar la agenda y conseguir apoyos que serían prácticamente imposibles si estuvieran en juego varios asuntos. Es uno de los pocos casos en que conviene poner todos los huevos en una sola canasta. Por ello, quienes están en inferioridad de condiciones generalmente buscan polarizar las posiciones y llevar a la ciudadanía a decidirse por una opción en torno a dos posiciones contrapuestas.

Pero este principio básico no es comprendido por los sectores y personajes que actualmente constituyen la oposición al Gobierno. Es probable que nunca lo hayan conocido, pero cabría suponer que su propia experiencia sería suficiente para sacar conclusiones en ese sentido. Sin embargo, no es así. Se puede comprobar que esa experiencia propia (o incluso la ajena, que es gran maestra) no ha sido una buena escuela ya que no ha dejado enseñanzas en ellos. Esto se hace evidente ahora mismo, cuando han debido reaccionar frente al paquete de cambios constitucionales propuesto por Alianza PAIS. Sin capacidad para desbaratar la iniciativa oficialista, la han visto como una oportunidad para someter al debate (y a consulta popular) una serie de temas que consideran importantes. Es probable que lo sean, que muchos de estos aludan a aspectos fundamentales del ordenamiento jurídico y del convivir político, pero al ponerlos sobre la mesa en este momento solamente pueden llevar a la dispersión y a la derrota de los proponentes.

En lugar de concentrarse en un asunto específico, cada una de las cabezas visibles han querido ocupar el puesto del ratón sin comprender que al hacerlo solamente logran mantenerse en la cola del león. Ante la posibilidad de impulsar una consulta, alguno ha propuesto preguntar acerca de la dolarización. Otro quiere incluir la conformación del Consejo Nacional Electoral. Un tercero sugiere que se aborden temas relativos a la seguridad social. Por último, no han faltado quienes aluden a la justicia indígena, a la minería y a los fondos de cesantía como componentes de la consulta ciudadana. Es decir, todo lo contrario a lo que enseñan siglos de historia mundial y centenas de libros de texto.

Aunque la reelección indefinida no constituye el objetivo último de AP –ya que en realidad es un instrumento para llegar al perfeccionamiento de su modelo autoritario–, tiene todos los atributos para convertirse en el tema único. Todos los demás dependen de este. La reelección del líder, no de cualquier persona en abstracto, es la condición para materializar los demás del paquete de reformas. Aunque estos últimos constituyen los asuntos de fondo, sin la presencia de él como candidato, las próximas elecciones desembocarán en un escenario totalmente diferente. Pero algo así de sencillo no cabe en la cabeza cuando se intenta que esta sea la del ratón.