La Cámara de Comercio de Guayaquil, muy cercana a cumplir 125 años de fundación, a lo largo de su historia ha sido y es una entidad siempre dispuesta al diálogo y al debate público, por lo que aceptamos –y agradecemos– la sana crítica. Sin embargo, debo discrepar con lo publicado en el artículo de opinión de Gabriela Calderón el viernes 23 de los corrientes, por las siguientes razones:

Quiero dejar claro que la Cámara de Comercio de Guayaquil, pese a no ser un tanque de pensamiento liberal, comparte la mayoría de principios que forman parte de esta tendencia ideológica, tanto así que en mi administración –por dos ocasiones– y por requerimiento de la misma señora Calderón, se realizaron eventos en colaboración con el Instituto Cato (elcato.org) en los que participaron reconocidos pensadores de esa tendencia, como Martin Krauze, Rafael Sabino, Carlos Barraza y Mary O’Grady. La memoria es ingrata.

Por otra parte, la función de esta Cámara es servir a sus socios representándolos, brindándoles servicios y capacitación que los ayude a desarrollarse, por lo que lamentablemente no podemos ser defensores acérrimos de una ideología, actitud que no nos corresponde y con la cual no podríamos cumplir con nuestra misión. La Cámara representa al sector privado, por lo que debe buscar permanentemente un equilibrio, soluciones pragmáticas e interlocución con el sector público y sus propuestas, a las que cuando ha sido necesario nos hemos opuesto de manera pública y frontal.

Finalmente, y en respuesta al último párrafo de la mencionada columna, la CCG ha luchado permanentemente por la imposición del libre comercio en el país, tanto en las ideas como en la práctica. La invito a revisar en la prensa todas las gestiones que se hicieron en su momento para lograr la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, luego la renovación de ATPDEA o lo que se ha hecho en los últimos años para promover un acuerdo comercial con la Unión Europea, este último hoy en buen camino.

También sería conveniente que analice la información sobre la férrea y frontal oposición de esta Cámara al impuesto de salida de divisas; a la creación de los denominados impuestos verdes; a la restricción de importaciones, la defensa del puerto de Guayaquil, entre los temas más relevantes. Hechos que demuestran nuestra permanente posición en pro del libre comercio.

Como prueba fehaciente de que tenemos un gremio unido y que apoya esta línea de acción, en las elecciones del pasado 19 de mayo se presentó una sola lista que agrupa a socios de diversa tendencia y que estamos seguros de que podrá continuar representando los reales y legítimos intereses de nuestros socios, con un nuevo presidente que no dudo tomará decisiones acertadas sin importar las presiones.

Eduardo Peña Hurtado, doctor, presidente de la Cámara de Comercio de Guayaquil