Nuestro invitado: Alberto Sánchez Quiroz

Debido a la inexistencia de estudios técnicos que definan si el consumo de los transgénicos es bueno o malo para la salud humana, estos deben utilizarse con cautela y no deberían ser ni criticados ni alabados".

La ingeniería genética es una herramienta de la biotecnología utilizada para la obtención de organismos con características que estos no podrían desarrollar u obtener de forma normal. Esto se logra mediante la inserción de secciones de ADN de organismos que presenten la característica deseada, en el ADN del organismo a mejorar. Esta información genética proviene de cualquier tipo de ser vivo, es decir que puede obtenerse de plantas, animales e incluso de microorganismos como las bacterias.

Los OGM o transgénicos constituyen una opción que le da acceso a tecnología de punta a los agricultores, que en ciertos sistemas y áreas de producción permiten obtener rendimientos mayores o iguales a los obtenidos con los cultivos tradicionales. Es importante mencionar que los organismos vegetales que se modifican mediante el proceso de transgénesis han sido seleccionados de programas de mejoramiento genético convencional, de los cuales se escoge la variedad o híbrido más adecuada para una zona agrícola en particular y se modifica en un laboratorio para conferirle ventajas como: resistencia a condiciones climáticas adversas, resistencia a productos químicos, control incorporado de plagas, entre otros. Este desarrollo tecnológico se utiliza en muchas de las áreas agrícolas de países como Estados Unidos y Brasil, ya que mediante su uso en el campo, se evita realizar ciertas prácticas de manejo, lo que contribuye a la reducción de los costos productivos y por lo tanto al aumento en las utilidades obtenidas al terminar el ciclo del cultivo.

Debido a la inexistencia de estudios técnicos que definan si el consumo de los transgénicos es bueno o malo para la salud humana, estos deben utilizarse con cautela y no deberían ser ni criticados ni alabados. Por esta razón, considero que su utilización en la agricultura debería estar limitada a los cultivos industriales y no comestibles como el algodón, caso en el cual se ha logrado reducir el impacto ambiental que genera su producción, esto gracias principalmente a la disminución en el uso de pesticidas y a una menor emisión de gases de efecto invernadero. Además se ha logrado obtener un aumento en la rentabilidad de esta actividad; puesto que aumentaron los rendimientos por hectárea debido a una menor pérdida por plagas y enfermedades y se redujeron los gastos en insumos para el control de afecciones fitopatológicas y entomológicas.

El uso de esta tecnología en cultivos alimenticios como el maíz o la soya, utilizados para consumo humano y animal, debería restringirse hasta que existan suficientes investigaciones que proporcionen información certera acerca de los efectos que estos alimentos puedan tener en la salud humana. No está de más mencionar que el mal uso de este tipo de organismos ha contribuido en algunas zonas a la creación de insectos y malezas con resistencia al manejo químico.

Por último, quisiera aportar un comentario del genetista David Suzuki, quien dijo: “Cualquier científico que diga que los Organismos Genéticamente Modificados (OGM) son seguros y no deberíamos preocuparnos, o ignora la historia de la ciencia o sencillamente está mintiendo. Nadie sabe cuál será el efecto del uso de esta tecnología en el largo plazo”.

Estudiante de Agronomía.