Este 25 de diciembre, el papa Francisco realizó la tradicional bendición Urbi et Otbi desde la logia central de la basílica de San Pedro.

Antes de realizarla, el sumo pontífice pidió que “se iluminen las mentes de quienes tienen el poder de acallar las armas” y “se ponga fin inmediatamente” a la “insensata” guerra en Ucrania, así como denunció que “vientos de guerra soplan gélidos sobre la humanidad”.

También pidió recordar “los rostros de los hermanos y hermanas ucranianos, que viven esta Navidad en la oscuridad, a la intemperie o lejos de sus hogares, a causa de la destrucción ocasionada por diez meses de guerra”.

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Y mientras continúan los bombardeos en Ucrania, realizó un llamamiento para “que el Señor nos disponga a realizar gestos concretos de solidaridad para ayudar a quienes están sufriendo, e ilumine las mentes de quienes tienen el poder de acallar las armas y poner fin inmediatamente a esta guerra insensata”.

“Lamentablemente, se prefiere escuchar otras razones, dictadas por las lógicas del mundo. Pero la voz del Niño, ¿quién la escucha?”, clamó Francisco desde el lugar donde se asomó al mundo por primera vez como papa el 13 de marzo de 2013.

En este mensaje de Navidad que se ha convertido en una tradición para repasar los conflictos y males en el mundo, lamentó “que nuestro tiempo está viviendo una grave carestía de paz también en otras regiones, en otros escenarios de esta tercera guerra mundial”.

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Sobre Ucrania, solicitó acallar las armas. “Que nuestra mirada se llene de los rostros de los hermanos y hermanas ucranianos, que viven esta Navidad en la oscuridad, a la intemperie o lejos de sus hogares, a causa de la destrucción ocasionada por diez meses de guerra”.

“Que el Señor nos disponga a realizar gestos concretos de solidaridad para ayudar a quienes están sufriendo, e ilumine las mentes de quienes tienen el poder de acallar las armas y poner fin inmediatamente a esta guerra insensata”, señaló Francisco, ante 70.000 fieles congregados en la famosa plaza del Vaticano, algunos con banderas ucranianas.

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“Lamentablemente, se prefiere escuchar otras razones, dictadas por las lógicas del mundo”, apostilló el sumo pontífice, constatando “con dolor que [...] crudos vientos de guerra continúan soplando sobre la humanidad”.

Este no fue el único conflicto que recordó el papa, también mencionó al menos 10 países afectados por la violencia y los describió como “escenarios de esta tercera guerra mundial”.

Entre ellos, Afganistán, el conflicto israelo-palestino, Yemen, Siria, Birmania, Líbano --azotado por una grave crisis económica y social--, y Haití, donde más de 1.400 personas murieron violentamente este año, según la ONU.

Por primera vez, el papa citó Irán, sacudido por una ola de protestas sin precedentes desde la Revolución Islámica de 1979, que han derivado en más de 14.000 detenciones desde mediados de septiembre, según la ONU, y 469 manifestantes muertos, según la oenegé Iran Human Rights, radicada en Oslo.

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El papa Francisco también llamó a no usar la comida “como arma”, en alusión a los conflictos que asolan sobre todo el cuerno de África.

“Toda guerra --lo sabemos-- provoca hambre y usa la comida misma como arma, impidiendo su distribución a los pueblos que ya están sufriendo. En este día, aprendiendo del Príncipe de la paz, comprometámonos todos --en primer lugar, los que tienen responsabilidades políticas--, para que la comida no sea más que un instrumento de paz”, sostuvo. (I)