Rebeldes sirios acordaron ceder el último bastión que les quedaba en los suburbios orientales de Damasco, horas después de que un presunto ataque con gas mató a alrededor de 42 personas.
Paramédicos y una organización de ayuda dijeron que encontraron a familias asfixiadas, con espuma en la boca, en sus casas y albergues en el sitiado pueblo de Duma.
No identificaron la sustancia usada, pero la organización de socorro Defensa Civil Siria y la Sociedad Médica Sirio Estadounidense dijeron que sobrevivientes tratados en clínicas olían a cloro.
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Los reportes, que comenzaron a circular el sábado, no fueron verificados independientemente y el Gobierno negó las acusaciones de que usó un arma química en su ataque al pueblo y dijo que era una fabricación de los rebeldes.
La Defensa Civil y la Sociedad Médica Sirio-Estadounidense indicaron que más de 500 personas, en su mayoría mujeres y niños, fueron trasladadas a centros médicos luego de presentar dificultad para respirar, espuma en la boca y ardor en los ojos.
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Los síntomas son consistentes con exposición química. Una paciente sufrió convulsiones, y tenía pupilas dilatadas, lo que insinúa una exposición a una neurotoxina.
EE.UU. advirtió que de confirmarse los reportes exigirían una respuesta de la comunidad internacional. Incluso el presidente Donald Trump llamó ‘animal’ y amenazó a Al Asad de “hacerlo pagar” por el ataque. También criticó a Rusia, a su presidente Vladimir Putin y a Irán por apoyarlo.
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En tanto, el secretario general de la ONU, António Guterres, se mostró alarmado por el presunto ataque químico. (I)