“Es bueno que se trate de conservar los platos tradicionales de nuestra cocina, porque hay en algunos lugares de la ciudad que estos ya no se venden, sabiendo que nuestra gastronomía es muy rica y sabrosa”, dijo Raúl Caiza, que el sábado se acercó al mercado José María Urbina a degustar la sazón en el festival de los platos típicos.

Aseguró que vive por la ciudadela Simón Bolívar, en la parte alta de la urbe ambateña, donde los negocios de platos típicos cerraron o se dedicaron a otro tipo de comidas. “Además son muy baratos porque con tres dólares se tiene suficiente para servirse hasta con jugo de frutas naturales”, sostuvo.

Asimismo, Marina Yupa llegó con su familia procedente de Guayaquil. Dijo que cuando salen a pasear por otras regiones del país tratan de degustar lo típico de las ciudades a donde viajan, que por esa razón acudieron al mercado Urbina porque saben que ahí venden platos tradicionales de la zona.

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Esthela Reinoso, vicepresidenta del mercado, informó que el festival del plato típico se decidió realizarlo por las festividades en honor al patrono del centro de acopio, el Sagrado Corazón de Jesús, además con la intención de rescatar lo tradicional de la gastronomía ecuatoriana para evitar que esta se pierda.

En el festival, que según la dirigente se va a mantener todos los sábados a partir de las 09:30, se puede encontrar caldos de morcilla, del 31, de pata con las menudencias de res y de cerdo y el de gallina criolla; así como yahuarlocro, seco de chivo, papas con cuy y conejo, además de las empanadas de morocho, que se pueden acompañar con los jugos de frutas naturales. Los precios van desde $ 1.

Kevin Cevallos manifestó que con este festival los comerciantes del mercado no quieren que se pierdan los platos típicos que son parte de la cultura ecuatoriana, y que el objetivo es evitar que las nuevas generaciones se alimenten mal con comida chatarra.

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Carmen Silva aseguró que el caldo del pata es conocido como “el levanta muertos”, porque al que lo consume le brinda energía y que la sazón en la preparación también lo tienen como herencia, porque desde muy pequeños acompañaron a sus madres e incluso a las abuelas a la venta. (I)