Llegan llorando a las puertas de centros particulares de rehabilitación de adicciones. Son madres, familiares y consumidores de drogas (como la H) que buscan ayuda en centros particulares, sobre todo en sectores populares. Dicen que quieren dejar las drogas que los ha destruido física, mental y emocionalmente, y que también los llevó, en unos casos, a cometer ilegalidades, como robos y asaltos, y a abandonar a la familia, los estudios y el trabajo.