Con la ropa que salió de su natal Loja la tarde del viernes pasado, una mochila a cuestas y un papel en el que se leía el nombre Martha Alejandrina llegó la mañana de ayer Luis Ángel Valladolid a la morgue de Machachi, en el cantón Mejía.

El hombre buscaba a su hija de 26 años. Lo que encontró eran cuerpos calcinados e irreconocibles: catorce en total. Todos habían sido extraídos horas antes de los hierros retorcidos de la unidad 45 de la cooperativa La Maná, que se accidentó, cerca de las 22:00 del viernes último, en el kilómetro 30 de la vía Alóag-Santo Domingo.

Don Luis contó que el fin de semana tenían una reunión familiar en Santo Domingo y que ahí se vería con su hija, su nieta y su yerno. Por una llamada telefónica de este último supo del accidente, de que su nieta y él estaban vivos, pero que su hija Martha quedó atrapada entre sillones quemados.

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Veintiséis fue la cifra inicial de heridos del accidente. Luego, el ministro del Interior, César Navas, señaló que eran 30.

Familiares no tenían la certeza de cómo se produjo la pérdida de pista, volcamiento y posterior incendio de la unidad. Unos hablaban de velocidad excesiva, otros de sobrecarga de pasajeros, de que un carro fantasma provocó todo, o de que se les fueron los frenos. En lo que coincidían es que una chispa por la fricción del bus generó llamas en la bomba de combustible.

Poco antes de que don Luis llegara a la morgue, una pareja que intentaba controlar el llanto pedía información de si un niño de 7 años estaba entre los cuerpos ingresados. Una persona que prefirió no identificarse confirmó que el pequeño a quien buscaban estaba ahí.

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“Es tú sobrino, no hay duda. Su cuerpo es uno de los más completos”. Tras la frase un abrazo en medio del viento de verano que traía el olor a piel quemada. A esa misma hora el padre y un hermano de 9 años del niño se recuperaban de sus heridas en un hospital de Quito. Corrieron con suerte distinta, pese a viajar en el mismo bus.

Junto al cuerpo del niño también fueron reconocidos los restos de Herney Marcillo, conductor del bus Mercedes Benz año 2010 de placas XAG-255.

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Paco Herique, médico legista de la Policía Judicial de Pichincha, señaló que los doce cuerpos restantes estaban “totalmente calcinados” y era complicado identificarlos físicamente. Indicó que era necesario llevar los restos a Medicina Legal en Quito para realizarles exámenes que definan el perfil genético (ADN).

Dos semanas podría demorar el proceso, apuntó Herique, pues se debía contar con muestras genéticas de quienes creyeran ser familiares de los fallecidos. Cerca las 12:00 de ayer fueron entregados a sus familiares los cuerpos del menor y el conductor. Poco después una camioneta de Medicina Legal cargó los cadáveres restantes.

Luego de asegurar que la cooperativa La Maná buscará la manera de ayudar a los heridos y a los familiares de los fallecidos en el accidente, Justo Pincay, presidente de esta empresa de transporte interprovincial, aclaró que esta es la primera vez en 39 años de vida institucional que enfrentan una tragedia de esta magnitud.

Aunque las autoridades de tránsito buscan definir si la unidad accidentada, que salió a las 20:15 del terminal Quitumbe, al sur de Quito, mantenía vigentes todos los permisos de circulación, Pincay señaló que hace poco el bus siniestrado pasó la evaluación técnica que exige la ley y salió de la terminal con la capacidad total de pasajeros: 45, más el conductor y ayudante.

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Pablo Calle, director ejecutivo de la Agencia Nacional de Tránsito (ATN), anunció la suspensión total e indefinida del permiso de operaciones de la cooperativa La Maná. Afirmó que el chofer supuestamente sumaba 52 infracciones desde el 2011.(I)