Hay cerca de 900 iglesias católicas en la capital colombiana, de las cuales nueve construcciones tienen forma de nave espacial, con sus característicos arcos parabólicos que son a la vez paredes y techo, detalló Mauricio Uribe, arquitecto y director del Instituto de Patrimonio Cultural de Bogotá.

Él las llama “de gran calidad” y mencionó que todas fueron erigidas entre la década del 30 y fines del 60.

¿Cómo aparecieron? Según Uribe, debido a las transformaciones sociales, políticas y económicas a partir de los años 30, el desarrollo urbano, las influencias culturales foráneas, y a las posibilidades que ofrecían los nuevos materiales, hacen que se pretenda una imagen y una espacialidad ‘moderna’ para las iglesias, que hacen parte de los nacientes barrios.

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Otra razón puede ser el crecimiento de producto interno bruto y la demanda de espacios de culto para una población urbana, que pasó del 31% en 1938 al 39% en 1951 y 52% en 1964, según reseña el portal BBC Mundo.

Uno de los grandes referentes para estas iglesias es el arquitecto brasileño Óscar Niemeyer y una de sus obras en particular: la capilla de San Francisco de Asís, en Belo Horizonte a inicios de 1940.

Niemeyer no fue aceptado por la Iglesia brasileña durante años y recién en 1959 consagraron su iglesia.

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De acuerdo con todos los especialistas el máximo exponente de las iglesias modernas de Bogotá es la capilla de los Santos Apóstoles. (I)