Verónica Coello Moreira

La política social, y la economía personal, a veces nos hacen olvidar que al nacer, empieza la cuenta regresiva en nuestra carrera contra el tiempo. Vamos andando por un camino que construimos a diario, con disyuntivas y giros, producto de nuestras decisiones.

Creo firmemente que la vida es bonita, demasiado corta para mi gusto, pero vale la pena cada latido. Todo es una cuestión de actitud. Debemos recordar que al iniciar el trayecto, estábamos llenos de entusiasmo, ansiando avanzar las primeras etapas y sintiendo una fuerza vital que podría disminuir con el tiempo, pero siempre debemos retomar, antes de tener cerca el final. Hay algunos elementos con el que nos toparemos, y cada uno de ellos traerá un aprendizaje.

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Por ejemplo, la compañía es algo constante. Al iniciar, hay mucha gente y ruido alrededor, tanto, que el lugar para movernos se vuelve reducido y cuesta avanzar. Desde diferentes frentes, aparecerán diversas voces, tratando de aconsejar e influenciar, pero con el paso de los años, empieza a correr más viento, el espacio se amplía y los individuos van separándose de nuestro lado. Casi al llegar, podremos contar con máximo cinco personas, quienes habrán aguantado junto a nosotros, los avatares propios de un viaje.

Y es que a lo largo de la vida encontraremos lágrimas, tristeza, abandono, decepción y dolor, pero también habrá risas, vino, música, besos, amor y una inefable alegría. Lo importante cuando vivamos tiempos malos, será aferrarnos a la esperanza de días mejores y cuando ya estemos en ellos, disfrutar intensamente, sin pensar en el mañana. Sólo vivir.

También están las caídas. Siempre pensamos que jamás caeremos, pero la primera vez que nuestra nariz toca el suelo, no paramos de llorar, nos invade rabia, impotencia y un sinfín de sentimientos que con el tiempo, se transforman en fortaleza permitiéndonos levantar la cabeza, y dar un paso más. Luego de esto, nos volvemos más cautos, y empezamos a reconocer las piedras. Algunas nos tomarán desprevenidos en algún codo del camino, otras las elegiremos voluntariamente, sin embargo, mantendremos la intención de no volver a caer. Un obstáculo, puede volverse un desafío para hacernos avanzar muy lejos, si realmente nos lo proponemos. Siempre dependerá de nosotros, la forma en la que manejemos los problemas y soluciones.

Y es que a lo largo de la vida encontraremos lágrimas, tristeza, abandono, decepción y dolor, pero también habrá risas, vino, música, besos, amor y una inefable alegría. Lo importante cuando vivamos tiempos malos, será aferrarnos a la esperanza de días mejores y cuando ya estemos en ellos, disfrutar intensamente, sin pensar en el mañana. Sólo vivir.

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Nuestro país atraviesa situaciones complicadas, y esto genera incertidumbre, pero es necesario mantener la calma y recordar que esto es un momento más, de nuestra vida. Debemos sobrellevarlo de la mejor manera. Avanzar, sin rendirnos. No es tarea fácil, tenemos una gran e ineludible piedra en nuestro camino, pero juntos, podremos bordearla, escalarla o moverla, hasta llegar a días llenos de buenas noticias y paz.

Finalmente recordemos que no somos dueños del tiempo que nos resta, pero sí lo somos de nuestro destino, así que no perdamos la confianza, trabajemos duro por nuestros hijos y sobre todo, no esperemos que otros, decidan el derrotero por donde debemos ir, como dice Carlos Fuentes “Todas las cosas están naturalmente hechas para cambiar, alterarse, morir, a fin de producir que otras sucedan”. Hagamos que suceda, aquello que anhelamos.(O)