Cada 21 de diciembre, los pueblos indígenas celebran el nacimiento del sol como el inicio de un nuevo ciclo. Con ritos semejantes en otras tradiciones religiosas del mundo, se destaca como un hecho importante, celebrándose con algarabía, acompañado de bailes, música, comida, poniendo de manifiesto un universo de constelaciones materiales y simbólicas, señala el portal buenvivir.ec. Pero para los pueblos andinos, el Año Nuevo llega cada 21 de marzo. Es el equinoccio para nuestros pueblos, en esta fecha se inicia un nuevo año, tiempo de volver a nacer y recrear, es el Mushuk Nina o Fuego Nuevo. Esta representación cíclica del tiempo significa también las edades del sol: este nace cuando llega el invierno; en primavera se convierte en adulto; durante el verano envejece y muere en otoño. Es un proceso de cambio y transformación que comparte la naturaleza en general. Estas festividades muestran al Sol y la tierra en armonía de celebración. Responden a cuatro eventos importantes, que representan los ciclos de la naturaleza y que a su vez tienen relación con los solsticios y los equinoccios, dice buenvivir.ec. El 21 de junio el Inti Raymi o Fiesta del Sol celebra la cosecha de los frutos maduros. Es una época para disfrutar y agradecer por lo sembrado y lo cosechado. El Koya Raymi se celebra el 21 de septiembre, ciclo dedicado a la mujer y a la Killa o Luna. Este es el tiempo que representa la fertilidad y la cultura, “para sembrar hay que preparar la tierra para recibir los frutos”. En el Kapak Raymi, que coincide con el solsticio de invierno, el 21 de diciembre, se conmemora el nacimiento, las plantas muestran sus primeras hojas. Finalmente, una vez que aparecen los frutos se celebra el Pawkar Raymi, antes y después del 21 de marzo. Es el tiempo de agradecer por las bondades y generosidad de la Madre Tierra, agrega buenvivir.ec. Con estas celebraciones y saberes ancestrales se agradece al dios Sol, a la Madre Tierra, a la hermana Luna y a todos los seres de la naturaleza. Son tiempos para purificarse, armonizarse y para renacer. Esta ceremonia se hace a través de ofrendas, con la presencia de los cuatro elementos de la naturaleza, acompañadas del fuego, la tierra, el aire y el agua de la vertiente para que purifique y limpie las malas energías para recibir el nuevo ciclo. Estas prácticas ancestrales denotan una relación armónica de las personas con la naturaleza, que milenariamente han conservado los pueblos indígenas, como un núcleo familiar en armonía, bendecidos por el dios sol, la Madre Tierra y los demás elementos de la naturaleza, en una profunda hermandad, que se cuida, protege y reproduce mediante principios también ancestrales como la reciprocidad, la solidaridad y complementariedad. José Cotacachi, indígena de la comunidad de Otavalo, indicó al portal lahora.com.ec que los puntos de mayor concentración de energía en la Tierra son en las épocas que se producen los solsticios y los dos equinoccios. “En estos periodos se efectúan ceremonias que representan una conexión profunda y especial con los ciclos naturales de la Pachamama”, agrega. En marzo, según la creencia indígena, se celebra el inicio del año andino ecuatorial, llamado en kichwa Mushuk Nina. “En este tiempo el Padre Sol se encuentra en una posición recta y directa. Es una ocasión especial donde el astro emana ‘la luz sin sombra’, la cual es posible recibir y canalizar en el cuerpo humano, produciendo una serie de efectos favorables para restablecer la armonía y despertar la conciencia de la gente”, dice. Esta es una de las fechas guiadas por la ‘Chacana’ o ‘Cruz Andina’, representación que tiene una forma cuadrada donde se encuentran todas las fechas de un calendario correspondiente a un año, dividido en 13 meses de 28 días, con sus respectivos cambios de ciclo y festividades. (I)