El lago sagrado de los incas se ha convertido en una cloaca de aguas contaminadas con plomo. Una marejada equivalente a casi 2.500 piscinas olímpicas de aguas negras ingresan cada año al Titicaca solo desde la bahía de Puno, una de las 23 ciudades cuyos desagües fluyen al lago que Perú comparte con Bolivia, en el altiplano.