Es una tradición familiar que se ve en diferentes barrios de Guayaquil, sobre todo en zonas populares. La postal se repite en feriados y aumenta en los días de carnaval. Hay veredas y calles del suroeste y noroeste de la ciudad que se pintan de colores llamativos con hileras de piscinas inflables y desmontables, que se convierten en el centro de diversión familiar y barrial.

Las hay ovaladas, redondas, cuadradas, con escaleras, con protector-tapa y con purificador. Los precios varían de acuerdo con el tamaño y al tipo de piscina que se requiera. Las inflables son las más económicas, oscilan entre $ 5 y $ 70.

También están las de tubo armables, las más demandadas, según vendedores. La marca favorita, dicen, es la intex, importada de China. “Son las mejores”, dice una comerciante.

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Mario Arreaga, de 42 años, habitante del Guasmo norte, buscaba, el viernes último, una piscina armable en locales de la Bahía, centro de Guayaquil. “Nos vamos a reunir en familia y con amigos para bañarnos en la piscina, jugar carnaval con espuma, poner música y preparar una rica parrillada”, contó.

María Andrade también quería una piscina armable para instalarla en la vereda de su casa, en Mapasingue este, en el norte. “Todos nos queremos divertir en casa, sin tener que gastar en ir a la playa”, expresó.

Las piscinas armables intex están entre $ 150 y $ 430. En algunos almacenes e importadoras las piscinas ya se habían terminado el viernes último.

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Ayer en almacenes Mirna, en Lorenzo de Garaycoa entre Clemente Ballén y 10 de Agosto, pensaban terminar de vender las piscinas inflables y de tubos armables que les quedaban. Aquí se vendieron unas 200 piscinas diarias (al por mayor y menor), contó Margarita Rojas, vendedora-cajera del local.

“Las que más salida tienen son las de tubo (armables), porque son grandes, para toda la familia”, agregó. De estas, también tuvieron demanda las que venían con la tapa y el purificador de agua ($ 430 por unidad), que limpia el líquido para que dure varios días. (I)