Guillermo Lasso dice que no le molesta que se refieran a él como “exbanquero” como si fuese algo así como un insulto. “La realidad es que en mi vida me desempeñé como banquero más de 30 años y me siento orgulloso de esa profesión, porque en estas manos nunca se ha perdido un solo centavo de nadie, y porque en aquella crisis de 1999 yo saqué adelante al Banco de Guayaquil sin recurrir a la ayuda del Estado”, señala el aspirante presidencial de la alianza CREO-SUMA, en un diálogo en con este Diario en el que detalla sus propuestas de trabajo de cara a las elecciones del 19 de febrero.

Usted era parte del Gobierno de Jamil Mahuad cuando se decretó el feriado bancario. ¿Nunca supo lo que pensaba hacer?
El 10 de agosto de 1998 asumí el cargo de gobernador del Guayas hasta el 17 de agosto de 1999 en que acepté el cargo de ministro de Economía, al que renuncié 30 días después. El feriado bancario fue en marzo de 1999. Nunca imaginé que haría eso, me sorprendí como cualquier ecuatoriano. Han pasado 17 años y todos los medios realizaron investigaciones sobre estos hechos y en ninguna aparece mi nombre.

¿Qué le pareció esa medida?
Fue un periodo triste de la historia del Ecuador. Yo no la habría tomado.

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¿Qué opina usted de Mahuad?
Jamil Mahuad es un personaje controvertido. Su gobierno tuvo cosas buenas, como la firma de la paz con el Perú, la dolarización y el bono de desarrollo humano; y otras malas decisiones, por supuesto, como el feriado bancario. Esa evaluación se la dejo a los ecuatorianos. Ahora lo que me preocupa es el futuro del Ecuador, no el pasado.

Su principal propuesta de gobierno es crear un millón de empleos en cuatro años. ¿Cómo lo hará?
No se trata de dónde los sacaré yo cual mago que saca conejitos de un sombrero mágico. Quienes van a crear empleo son los propios ecuatorianos, los emprendedores, que cuando vean que eliminamos catorce impuestos dejando $ 3.000 millones en sus bolsillos, cuando vean que ampliamos mercados en el exterior, con esos recursos y esas certezas y oportunidades van a invertir y crear empleo. ¿En qué sectores? En los que ellos decidan, porque la base de esta propuesta es la libertad individual de los ecuatorianos.

Tenemos que preocuparnos porque la economía crezca para tener ingresos para pagar la deuda. Si la economía crece, los acreedores nos verán en mejores términos para reestructurar la deuda…”.

¿Cómo hizo ese cálculo?
Crear un empleo, según criterios del Banco Mundial, Cepal y técnicos ecuatorianos, cuesta en inversión y operación $ 20 mil cada uno. El PIB del Ecuador del 2016 será de $ 96 mil millones, tenemos previsto que en el 2021 el tamaño de la economía será de $ 116 mil millones, es decir, $ 20 mil millones más, $ 20 mil millones para $ 20 mil es un millón de empleos. ¿Cómo logramos que la economía crezca así? Eliminando impuestos, capitalizando el Banco Nacional de Fomento con $ 1.000 millones para dar crédito barato y a largo plazo a los agricultores y ganaderos, declarando zona franca de inversión a Manabí y Esmeraldas, y otras zonas francas de turismo, salud, cultura, suscribiendo acuerdos de comercio con EE.UU., China, Japón, apoyando la Ley del Primer Emprendimiento Juvenil con un fondo de capitalización de $ 100 millones…

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¿Cómo se compensará en el presupuesto la eliminación de impuestos que usted plantea?
Lo que los ecuatorianos le pagamos al Estado central y local en impuestos, aranceles y tasas llega a $ 24 mil millones, yo planteo reducir
$ 3.000 millones, no desmantelar todo el sistema tributario, eso sería una locura. Vaya a la tienda de la esquina y pregúntele al dueño qué pasa si le sube el precio de los comestibles, vende menos le dirá. Igual es la política tributaria, si se suben impuestos baja la recaudación. Ya pasó en el 2016, el IVA subió del 12% al 14% y la recaudación cayó cinco puntos porcentuales. Ahora, eliminando impuestos, reactivando la economía y generando empleo crecerá la recaudación. Además, vamos a declarar austeridad fiscal. Prioridades de mi gobierno: salud, educación, seguridad interna e interna. En salud, necesitamos más médicos ecuatorianos no cubanos, y pagarles mejor; en educación, pagarles mejor a los maestros y más de ellos para atender las escuelas comunitarias; en seguridad interna, más policías y más inversión. El resto del sector público entrará en un proceso de racionalización. Creo que todos los ecuatorianos tienen claro que el Ministerio del Buen Vivir no sirve para nada, que la Senescyt es un obstáculo para los estudiantes…

Lo que tenemos que lograr es que el salario real crezca. Que el dinero que tienen los ciudadanos les permita adquirir más productos. Esto se hace bajando los costos de producción…”.

¿Los despedirá? ¿Eso no generará más desempleo?
(…) Los servidores públicos van a encontrar oportunidades de empleo. Por ejemplo, diario El Telégrafo para mí no tiene razón de existir. ¿Qué haremos? Lo pondremos en venta, pasa al sector privado, entonces nadie se queda sin empleo, sino que cambia de patrono… Otro ejemplo, el señor que trabaja limpiando oficinas de un ministerio, ¿por qué no pueden poner una empresa que le venda ese servicio al Estado? Hay muchas maneras creativas.

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¿En qué consiste la reforma institucional que usted ha planteado?
Vamos a empezar con una consulta popular amparados en el artículo 104 de la Constitución que permite al presidente llamar a consulta sobre cualquier asunto. No podemos ser tan ingenuos para gobernar con funcionarios correístas porque ellos cuidarán las espaldas de su jefe y hostigar al nuevo gobierno… (Entonces) Preguntaremos si la gente quiere que continúen funcionarios correístas en la Fiscalía, Contraloría, superintendencias… si el pueblo los manda a la casa, en un régimen de transición, la Asamblea Nacional, a propuesta del presidente de la República, nombrará a los nuevos funcionarios, no compinches ni parientes del presidente. Luego haremos un referéndum si los ecuatorianos están de acuerdo o no con el Consejo de Participación Ciudadana, creemos que no debe existir porque ha sido la piedra angular de este hiperpresidencialismo del cual ha abusado Rafael Correa para crear una dictadura de un partido político en el Ecuador al estilo de Cuba y Venezuela.

¿Y cómo depuraría las cortes?
Iremos a la ONU a pedir ayuda para reformar la justicia, que venga una misión técnica. Que no metan mano los políticos ni el Gobierno. Queremos cortar la triste historia de la Corte de Zutano, de Mengano, ahora es la de Correa, yo no quiero la Corte de Lasso, yo soy un demócrata… Yo quiero la Corte de Justicia Nacional que defienda el interés de los ciudadanos, aun cuando litiguen con el Estado. (I)

El presidente (en un régimen de transición luego de realizar una consulta popular) pondrá a consideración de la Asamblea una terna para elegir a los funcionarios (en Fiscalía, Contraloría…)”.