En algo más de una hora y ante una interesada audiencia, Pablo Espinoza, cabo primero de la Policía Nacional, habló del marco legal alusivo a la violencia intrafamiliar, se refirió a la obligación de los agentes de llevar ante un juez al sujeto denunciado para que determine si queda detenido o no, del mal uso que a veces suele darse a las boletas de auxilio con fines de intimidación, o de que en violencia no cabe el retiro de una denuncia porque si un cónyuge ya agredió “puede hacerlo otra vez”.

Espinoza, del Departamento de Violencia Intrafamiliar, señaló que esa temática está contemplada en el artículo 155 del Código Orgánico Integral Penal (COIP), que hay tres tipos de violencia: física, psicológica y sexual, que según la gravedad de la agresión habría una contravención o un delito, que la prisión es de mínimo 7 días, que participan integrantes del núcleo familiar. Alertó sobre el denominado ciclo de la violencia. Señaló que este empieza con la acumulación de tensiones, luego el acto violento, que de ahí sigue la reconciliación. Y habló de peligros, de que no se podía saber sobre el alcance de la “explosión”. De ahí que recomendó denunciar a tiempo.

Se refirió a la violencia sexual. “No porque es mi mujer tiene que estar conmigo cuando yo quiera, debe haber consentimiento”, decía como ejemplo a la concurrencia conformada por unos 300 asistentes a talleres artesanales auspiciados por el Cabildo y padres de niños con discapacidad visual, que van a un plantel municipal.

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Ana Sánchez pidió la palabra para indagar si la Policía ofrecía charlas en centros educativos porque conocía de niños que llegaban marcados con golpes.

Espinoza contestó que sí, y siguió compartiendo su experiencia. Remarcó que como policías están obligados a hacer cumplir las órdenes de alejamiento, que la ley contempla consignación de rubros por manutención mientras se resuelve “el problema”, que en los distanciamientos entre cónyuges está de por medio el dolor que supone alejarse de los hijos.

Espinoza también se refirió al caso de una cónyuge que valiéndose de una boleta de auxilio va al trabajo de la pareja a “hacer problema”. “Van presos los dos”, dijo, porque refirió que es un recurso de protección en ambos sentidos. “La intimidación es un delito”, expuso. (I)