El presunto autor del crimen del periodista Robert Salazar Acosta, de 26 años, habló ayer del asesinato en el lugar de los hechos. Lo hizo ante el fiscal Darwin Muñoz y policías forenses y de la Dirección Nacional de Delitos contra la Vida, Muertes Violentas, Desapariciones, Extorsión y Secuestros (Dinased). Utilizó una pistola de agua para emular cómo, según él, se produjo el mortal disparo que segó la vida del comunicador, el 7 de noviembre pasado.

D. R. V. F., alias el Cojo, de 25 años, cumplidos un día antes de la diligencia, fingió un forcejeo con el policía que simuló ser Salazar. Aquella postura, al final de la reconstrucción de los hechos, fue rechazada por el padre de la víctima, Oracio Salazar, quien dijo que su hijo jamás habría intentado irse encima de un sujeto armado. “Quién se le va a abalanzar a alguien armado. Él le disparó, mi hijo hasta se le arrodilló”, reclamó.

Mariana Franco, mamá del Cojo, al escuchar el cuestionamiento, se acercó al progenitor, le extendió la mano (fue correspondida), pidió perdón a nombre de su hijo diciendo que es adicto a las drogas, que el diablo propició el crimen.

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Antes, llamó a tomar acciones respecto a la tabla de consumo de drogas adoptada por el Gobierno. “(Mi hijo) ha tenido mucho dolor... desde que el señor Presidente decidió dar lugar al libre acceso a las drogas muchos jóvenes se han dañado”, dijo la mujer.

Salazar, esforzándose por mantenerse sereno, le contestó que no tenía nada en contra de ella sino que el asunto involucraba a su hijo. Y se apartó para dirigirse a la cabina de su camioneta donde su esposa, la mamá del periodista, se recuperaba del quebranto emocional que supuso ver la reconstrucción del instante de la muerte de su hijo mayor.

Robert Salazar, soltero, licenciado en Comunicación Social de la Universidad de Guayaquil y magíster en Periodismo de una universidad argentina, recibió un disparo por el supuesto robo de su teléfono celular. Sucedió en la cdla. 9 de Octubre, en el sur de Guayaquil, cuando él caminaba hacia su trabajo en Diario EL UNIVERSO.

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El fiscal Muñoz señaló que antes de la diligencia el organismo ya contaba con los elementos necesarios para sostener el caso, que hubo tres versiones incluida la del mismo procesado, que “es de conocimiento público” que él ha asumido la autoría del hecho de sangre. Sostuvo que la investigación se enmarca en un supuesto caso de robo con muerte, que el Código Orgánico Integral Penal estipula entre 22 y 26 años de cárcel, que la familia Salazar exigió la reconstrucción de hechos.

Hoy, a las 09:00, se realiza la audiencia de reformulación de cargos, en la Unidad Judicial Valdivia, en el sur. La defensa de la familia Salazar indicó que inicialmente el caso se barajó como robo, lo que sin agravantes significaría una pena de entre 5 y 7 años de cárcel. (I)

Pido perdón por el pecado de mi hijo, como madre de él, como ser humano y sierva de Dios (...). Ruego al presidente (...) que revise realmente las cárceles, que hay mucha droga adentro”.Mariana Franco, mamá de procesado