“Todo el mundo se esconde y tiene miedo”, confía Mohamad al Jatib, un militante de uno de los últimos barrios insurgentes en Alepo de nuevo inmersos en el infierno de los bombardeos del Gobierno sirio.

Poco después de la suspensión de un acuerdo que preveía la evacuación de civiles y combatientes antigubernamentales de Alepo, el frente se encuentra nuevamente al rojo vivo, y sus habitantes vuelven a sufrir el infierno de los ataques de las fuerzas del régimen.

Ayer, en el momento en que el acuerdo concluido por iniciativa de rusos y turcos debía entrar en vigor, los habitantes expresaban su alivio de poder por fin escapar a la muerte, la hambruna y a los ataques, sin embargo, horas más tarde los bombardeos se reanudaban sembrando el pánico en los últimos 5 km² bajo control rebelde.

Publicidad

La gente, aterrada, corría en todas las direcciones buscando refugio, en tanto algunos trataban de esconderse bajo los portales de los edificios, constató el corresponsal de AFP.

Un tanque de las fuerzas gubernamentales disparaba.

“La situación es horrible en estos momentos en Alepo”, escribió el militante Mohamad Al Jatib. “Los heridos y los muertos están en las calles, nadie se atreve a retirarlos”.

Publicidad

Civiles que aún tenían esperanzas de ser evacuados parecían aliviados pero invadidos por una profunda tristeza al tener que abandonar su ciudad.

El corresponsal de AFP vio a civiles quemar sus autos y motocicletas para evitar que caigan en manos de las fuerzas del régimen. Para los habitantes, la partida es sinónimo de desposeimiento. “Todo ha desaparecido: el barrio, la casa, los recuerdos, solamente veré todo esto en sueños. No hay regreso posible. No volveré a ver Alepo nunca”, afirma el periodista.

Publicidad

Frente a un hospital, los cadáveres yacen en el suelo. En el interior, heridos, algunos amputados, duermen en el suelo.

Niños y mujeres están hambrientos por la escasez que sufren desde el comienzo del estado de sitio, impuesto por el Gobierno desde julio pasado.

Al conocerse la noticia del acuerdo de evacuación, una muchedumbre esperó durante horas portando sus magros equipajes en vano.

Roídos por el hambre, ahora soportan temperaturas que bajan a cerca de 0 ºC durante el día. Familias enteras pasaron la noche en las aceras, con niños apenas abrigados tiritando de frío bajo una intensa lluvia.

Publicidad

El hambre y la desesperación dan lugar a escenas desgarradoras. Una madre con su bebé en brazos y con varias bolsas ve cómo se le cae un bote de leche en polvo. Se lanza al suelo para recoger el contenido, que ya se ha mezclado con el barro. (I)

27
de diciembre, Turquía, irán y Rusia analizarán una solución.