Por primera vez después de 27 meses bajo control yihadista, un grupo de cristianos celebró una misa en la catedral de Qaraqosh, antaño la mayor ciudad cristiana de Irak.

“Después de dos años y tres meses de exilio, vuelvo para celebrar por fin una eucaristía en la catedral de la Inmaculada Concepción, que el Estado Islámico (EI) quiso destruir. Pero en mi corazón, ella siempre estuvo aquí”, aseguró monseñor Petros Muché, arzobispo siríaco de Mosul y Qaraqosh, rodeado por cuatro sacerdotes.

La ciudad de las “diez iglesias”, situada a unos 15 km al sureste de Mosul, norte de Irak, acaba de ser liberada del control del grupo EI, que se apoderó de ella en agosto de 2014, obligando a miles de cristianos a huir. “Ahora necesitaremos una protección internacional”, dijo el padre Majed Hazem.

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En la catedral se ven aún señales del incendio provocado por el EI antes de irse. Las columnas de mármol y el techo están cubiertos de hollín. El campanario fue destruido, las estatuas decapitadas y los misales esparcidos por el suelo. En el tejado ya se colocó una cruz de madera y en el altar mayor, se instaló una nueva imagen. (I)