Joaquín, el niño que escribió una carta al alcalde Jaime Nebot pidiendo ser el primero en subirse a la rueda La Perla, cumplió su sueño anoche.

En el acto de inauguración de la obra bendecida por monseñor Iván Minda, el niño mostró un dibujo de la noria minutos antes de subirse junto al alcalde, la vicealcaldesa Doménica Tabacchi y directivos de Reprolimit, concesionaria de la obra, quienes dieron la primera vuelta. A ellos se unieron periodistas y decenas de personas.

Con la operación de La Perla, la urbe se sumó al grupo de una veintena de ciudades que tienen estas ruedas que superan los 25 metros de altura y que sirven como miradores turísticos. Sus 57 metros de altura, equivalentes a un edificio de 18 pisos, la convierten en la noria más grande de Sudamérica, según Reprolimit. En Brasil y Argentina hay atracciones de menor tamaño que andan de forma itinerante. Una noria de 27 metros, que operó el siglo pasado y se llamó la rueda Eiffel, se conserva como monumento histórico en Córdoba (Argentina).

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Y aunque La Perla es la única de sus características en Sudamérica, será la segunda en América Latina. Puebla, en el centro de México, tiene la noria más grande de habla hispana certificada por Guinness World Records. Tiene una altura de 80 metros y 54 góndolas. Esa atracción costó $ 15 millones y la pagó el gobierno local de Puebla, según la prensa de ese país. La noria de Guayaquil demandó $ 4 millones, monto asumido por Reprolimit, que la manejará por 25 años.

Pero la rueda más grande del continente y del mundo está en Las Vegas, EE.UU. Se llama High Roller y alcanza 167,6 metros de altura. Costó $ 175 millones; una vuelta toma 30 minutos, pues se mueve unos 30 centímetros por segundo.

El público podrá comprar hoy los tiques para subir a la rueda desde las 10:00. También se podrán adquirir en www.laperladeguayaquil.com, portal que estará en español, inglés y portugués. (I)