La Real Academia escuetamente nos ilustra en su Diccionario que “debatir” (del lat. debattuére) significa: “tr. altercar, contender, discutir, disputar sobre una cosa. ||2. combatir, guerrear”; en cambio, “debate” (verbo sustantivado o sustantivo) tiene el significado de controversia/ discusión. ||2. contienda, lucha, combate”.

Tratándose de épocas electorales nosotros deberíamos entender estos ejercicios políticos entre candidatos –que aspiran el voto popular para ganar una elección– como la exposición pública. Esta, que sea dada bien a través de los medios de comunicación social –internet, televisión, radio– o en escenarios cerrados y privados (auditorios), sobre temas de interés nacional o internacional que la audiencia, es decir el electorado, necesita conocer sobre lo que piensan tales candidatos, para definir sus votos (indecisos); y, sobre todo, cómo actuarían dichos aspirantes para resolver tales circunstancias que afectan o afectarían a toda la población, más allá de los electores, de producirse tales circunstancias en las instancias del ejercicio del poder, si gana las elecciones.

Un evento electoral y de importancia mundial son las cercanas elecciones presidenciales en los Estados Unidos, cuyos debates habrán marcado casi con seguridad el triunfo de quien, en vista de sus exposiciones o contestaciones, con relación a uno varios temas específicos, o en un foro de preguntas respectivamente, haya expuesto la mejor respuesta.

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En ocasiones tal o tales debates han determinado la derrota de uno de los candidatos, aun cuando en los hechos y en las encuestas lideraban la opinión de su indiscutible triunfo. Y con respecto a los Estados Unidos, que gane el mejor para ese país y para el mundo. (O)

Sucre Calderón Calderón, abogado, avenida Samborondón