Haití, el país más pobre de América, todavía no se había recuperado del devastador terremoto del 2010 que causó unos 300 mil muertos, un brote de cólera que mató a otros 10 mil, pérdidas que bordearon los $ 14 mil millones, ni de los tres años de sequía que siguieron, causados por El Niño. Seis años después de esta tragedia se estimaba que unas 80 mil personas aún vivían en refugios cuando les golpeó un nuevo desastre.