Haití, el país más pobre de América, todavía no se había recuperado del devastador terremoto del 2010 que causó unos 300 mil muertos, un brote de cólera que mató a otros 10 mil, pérdidas que bordearon los $ 14 mil millones, ni de los tres años de sequía que siguieron, causados por El Niño. Seis años después de esta tragedia se estimaba que unas 80 mil personas aún vivían en refugios cuando les golpeó un nuevo desastre.

Los tres días de terror por el paso del huracán Matthew que asoló a Haití dejó una “situación apocalíptica” entre las poblaciones de la península sur. El número de víctimas mortales sumaba hasta el pasado viernes 546; 1,4 millones de afectados, incalculables pérdidas económicas, la destrucción de escuelas, hogares, hospitales, del 100% de los cultivos...

Los fuertes vientos y las inundaciones destruyeron arrozales, maizales, árboles de frutos plantados hace varias generaciones como toronjas, higos o aguacates. “A la naturaleza le tomará al menos diez años reemplazar esos árboles”, dice a AP Elancie Moise, funcionario del Ministerio de Agricultura.

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Café, banano, vegetales, animales domésticos, todo desapareció, no hay ni semillas, lamentan los sobrevivientes.

Haití clama por ayuda. “Si no se hace algo rápido, lo peor vendrá en dos o tres meses”, dice el médico Lesly Michaud, miembro de la ONG World Vision.

No hay agua potable, alimentos, no hay antibióticos, tampoco hay electricidad.

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La ingesta de agua y alimentos contaminados es la mayor amenaza de un nuevo brote del cólera. El Gobierno había anticipado alertas rojas de cólera para 12 municipios en 4 departamentos. Mientras la Organización Panamericana de la Salud alertó sobre riesgo del aumento de casos de dengue, virus de Zika y chikungunya.

La organización internacional Oxfam advirtió que la peor crisis aún está por venir por falta de alimentos y enfermedades que causarán a corto y mediano plazo más muertes.

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La ayuda humanitaria llega, pero con lentitud y dificultades a zonas de difícil acceso. “La gente morirá pronto si no recibimos alguna ayuda”, cuenta a AP Darline Derosier en una comisaría de policía convertida en una improvisada clínica.

En un llamado urgente, la agencia humanitaria de Naciones Unidas pidió recaudar $ 120 millones en ayuda.

“No hay esperanza en esta isla... Muy mal, no hay comida”, escribió Makenley Loussaint, un joven haitiano de 19 años en su cuenta de Facebook.

“Estamos muy preocupados por lo que le pueda pasar a grandes grupos de población que aún no se han recuperado del terremoto”, expresa Mourad Wahba, subrepresentante de la ONU para Haití.

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Con la viñeta “Nadie es Haití” el caricaturista Miguel Villalba Sánchez denunció la falta de interés mundial en la crítica situación del país caribeño, en alusión a la frase “Yo soy Charlie” que surgió tras el ataque terrorista al semanario francés y que conmovió al mundo.

La pobreza, falta de previsión y la corrupción son parte de los factores que inciden en el alto nivel de vulnerabilidad ante los desastres en Haití.

Fenómenos hidrometeorológicos como las tormentas tropicales, huracanes, inundaciones, sequías, sismos y deslizamientos son los principales riesgos en el país, que carece de cultura de prevención de emergencia de la población, según la Oficina Regional de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNISDR-Las Américas).

El país ocupa el puesto 163 entre los 188 países que integran el Índice de Desarrollo Humano de la ONU, por ende, se gasta poco en defensas para estos desastres, publicó bbcmundo.com.

Matthew golpeó a Haití cuando se cumplían 53 años del paso de la tormenta Flora, que en octubre de 1963 dejó cerca de 8 mil muertos.

El pasado jueves, un informe de la ONU reveló que Haití es el país con mayor número de decesos (229.699) originados por catástrofes naturales.

Haití históricamente ha sido afectado por estos fenómenos y carece todavía de una cultura de preparativos de emergencia de la población, refiere Ricardo Mena, jefe de la UNISDR-Las Américas. (I)