Mucho se ha hablado de los desafíos del país bajo el nuevo gobierno, puesto que por ahora el único objetivo es seguir raspando la olla (deuda directa, o indirecta como hace unas semanas con el IESS o Petroecuador, venta de activos, etc….)  para conservar esperanza en las elecciones, a través de una economía que se mantenga apenas a flote con un aumento enorme de riesgos para el futuro.

A estos desafíos vale ponerles números concretos.

1) El enorme gasto corriente del Estado. Son 25.000 millones de dólares, 26% del PIB, 700 dólares mensuales por familia. Por supuesto, hay actividades sanas como educación, seguridad o salud, que igual se podrían hacer de manera más eficiente y con mayor participación privada. Pero hay todo el aparataje del Estado, que no solo no genera riqueza, sino que frena el esfuerzo de los demás. Cada ecuatoriano lo siente en su vida diaria. Cerca de 700.000 empleados (poco más o menos, según  las fuentes) y un gasto salarial agregado de alrededor de 10 mil millones de dólares (1.200 dólares mensuales por empleado). Más del doble de lo recaudado en impuesto a la renta.

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2) Una deuda (bien calculada) que ya superó el 40% del PIB, pero además en condiciones muy malas. El servicio anual (bien calculado) supera los 5.000 millones anuales, similar a lo que el Gobierno invierte en educación y salud (¡supuestamente uno de los grandes males de la larga noche neoliberal!).

3) Los países pequeños deben abrirse al mundo. Solo entre China, Estados Unidos y Europa hay 2.000 millones de personas con un PIB agregado de más de 40 billones de dólares, pero con todas esas zonas hemos rehuido los acuerdos de comercio (presionados por las circunstancias, con Europa estamos intentando cerrarlo a marchas forzadas). Mientras tanto, somos poco exportadores: fuera del petróleo, apenas 14.000 millones anuales, 15% del PIB, 900 dólares por año y por habitante.

4) La inversión privada es el real motor de la economía. Antes era insuficiente, 16% del PIB, y ahora está 3 puntos más bajo. El desafío es llegar a 20%.  Desafío esencial que no se logra pensando que el gobierno es el bueno y los privados los malos, sino creando un entorno sano (que no se logra con más de 20 reformas tributarias en 10 años). Igual la inversión extranjera: alrededor de 1.000 millones anuales, 1% del PIB, la cuarta o quinta parte que en otros países.

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5) Empleo… o más bien desempleo. En zonas urbanas (las más afectadas por la coyuntura económica), más del 7% de la población. Y si mantuviéramos una metodología igual al pasado (además más clara y transparente), estaríamos alrededor del 10%.

6) Jubilaciones. El hueco crece desde que se decidió ya no aportar el 40% y hay el riesgo adicional de que lo prestado (e invertido) en el gobierno nunca vuelva. El déficit actuarial no es menor a 50.000 millones de dólares. Todos los países tienen ese problema, pero van tomando medidas para subsanarlo, no ahondando la crisis futura.

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7) En otros indicadores importantes vamos mal: facilidad para hacer negocios, libertades, desarrollo humano (algo mejor).

… ¡así enfrentaremos 2017! (O)