Se habían citado en un restaurante para reencontrarse tras más de cuarenta años de no verse. Fueron amigos en la infancia y en la juventud, etapas en las que compartieron juegos, charlas y paseos en los portales, calles y alrededores de la ciudadela Miraflores, donde vivían y en la que algunos permanecen, mientras que muchos residen en otros puntos de la ciudad o en el exterior.

Se reunieron hace una semana en el restaurante Fusión Latina, ubicado en la calle principal de Miraflores, en una fiesta organizada por Carlos Luis Toledo con el fin de crear una confraternidad que agrupe a miraflorinos de 70 y más años de edad.

La idea surgió tras haberse reencontrado por las redes sociales, dice Toledo. “Nosotros cubrimos una historia de 1956 al 2016. Siempre teníamos la nostalgia de nuestro barrio, de reencontrarnos los amigos de nuestra niñez y adolescencia. Muchos nos casamos con vecinas, como en mi caso, y tuve cuatro hijos”, indica.

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Dice que el pasado 9 agosto se puso de acuerdo con su vecina Lupita Ortega y abrieron un chat en WhatsApp para agrupar a todos los que iban ubicando en las redes sociales y a la fecha ya suman 120 personas.

En el primer reencuentro de la semana pasada, a medida que iban llegando los convocados se les entregaba una identificación. Cada vez que ingresaba una persona por la puerta del restaurante se escuchaban frases de sorpresa y comentarios de quienes ya estaban en el interior.

Se comentaba sobre el tiempo que había pasado desde la última vez que se vieron, de qué hacían ahora, de lo cambiados que estaban. “Gabrielita, usted sí que se ve igual, no la hemos visto desde hace más de 20 años. Cuéntenos de su vida, qué es de sus papás”, decían dos señores a una de las invitadas, quien sonreía con mucho agrado.

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Luego se sentaron en una mesa y comenzaron a ponerse al día sobre lo que había pasado en sus vidas durante los años que no se vieron. En tanto, en las otras mesas también se fueron formando los grupos y el ambiente se llenó de voces, risas y de los recuerdos de todo lo que vivieron cuando eran unos niños y luego adolescentes.

Una de las invitadas era Clara Guzmán, de 66 años, quien cuenta que fue una de las primeras moradoras de Miraflores. Su casa fue construida en 1958 y ella llegó a ese lugar dos años más tarde.

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Recuerda que en aquel entonces había pocas casas, se escuchaba el canto de las ranas y de vez en cuando se metían los zorros al jardín a comerse las badeas, y había lagartos en el estero Salado.

“Uno podía en ese entonces andar en bicicleta con toda la tranquilidad del mundo, nos conocíamos todos, era un lindo barrio”, dice.

Añade que para entretenerse jugaban a la rayuela, a las prendas, iban al cerro de El Paraíso a bañarse y pasear.

Su vecino Rómulo Jarrín, de 63 años, dijo que tenía mucha emoción de reencontrarse con personas que no había visto desde hace muchos años. “Ya he visto a algunos y hay otros que me gustaría ver. Tantos amigos, entre ellos los Merino, Ramón Villacrés, los Umpierrez”, cuenta Jarrín, quien aún vive en Miraflores.

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De la época de su juventud con sus amigos recuerda cuando jugaban pelota, el trompo, el pepo con las bolas de vidrio, las excursiones al cerro El Paraíso, las que eran una aventura porque había muchas culebras.

“Íbamos al cerro y llevábamos agua y arriba había un lago donde nos bañábamos, todo era muy tranquilo”, dice con nostalgia Jarrín, quien desde los 5 años vive en Miraflores, donde se casó, tuvo hijos y actualmente tiene una pizzería.

Añade que como no había la tecnología que hay actualmente, cuando salían a la calle sus padres no se podían comunicar con ellos hasta que regresaran. “Para comunicarse con las enamoradas se lo hacía por teléfono, cartas o recados con algún amigo”, anota.

“No todos teníamos televisión, me acuerdo de que iba a la casa de un amigo que fue la primera en toda la manzana que tuvo televisor, entonces toda la gallada iba para allá a ver El gato Félix y un programa de un camionero que ahora no recuerdo el nombre. Había solo dos programas y nada más”, cuenta entre risas Jarrín.

Laura Monroy, de 56 años, quien también fue una de las primeras moradoras de Miraflores, recuerda que su casa era de las originales que se construyeron ahí y que al crearse la ciudadela primero se edificaron 20. Ella vive en la avenida principal, pero actualmente su villa tiene otro diseño.

“A mí me encargaron aquí y nací aquí, por eso cuando se fundó el comité Miraflores en el año 1967 hicieron el parque frente a la iglesia y hasta el año 2007 estuvo una escultura mía de niña, porque cuando se pusieron a buscar quién era el niño más viejo nacido en Miraflores, era yo”, cuenta Monroy, quien en la fiesta de confraternidad también se encargó de la organización.

De esa noche y para plasmar el encuentro se tomaron una foto grupal que luego compartirán en las redes sociales y también verán los que estuvieron ausentes. (E)

Nostalgia “Uno podía en ese entonces andar en bicicleta con toda la tranquilidad del mundo, nos conocíamos todos, era un lindo barrio”.Clara GuzmáN, moradora de Miraflores