Jóvenes ecuatorianos se han lanzado al mercado local con mercadería con marca propia y que apuntan a clientes de 13 a 45 años que gustan de un producto a bajo costo y bien elaborado.

Origami

Sin pensarlo dos veces dejó su trabajo en una casa de valores de Guayaquil y con un capital de $ 1.200 y cincuenta camisetas diseñadas por él, Andrés García abrió un pequeño local en Urdesa, cuyo negocio ahora es uno de los que ofrecen productos hechos en Ecuador y que se han abierto en la zona y han encontrado en esta un buen nicho comercial para vender lo que hacen. 

La marca se llama Origami y cuenta con camisetas, camisas, gorras, shorts para hombres que son diseñados por Andrés, quien dice que la confección se la realiza en Guayaquil y Quito. Para hacer las camisas compra las telas (sin estampados), luego le hace los gráficos y las manda a imprimir a Colombia. En tanto que las camisetas son hechas con telas peruanas.

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Cuenta que la idea de emprender el negocio nació a raíz de que cambió la matriz productiva del país y se presentaron problemas para importar.

“Nos lanzamos hace dos años en un local pequeñito, con unas perchitas y unos armadores plásticos. Empezamos con 50 camisetas que se nos acabaron enseguida y como no teníamos más tuvimos que cerrar el local unas tres semanas hasta tener más. Ahora cada producción es de mil prendas”, dice Andrés en su nuevo local en las calles Víctor Emilio Estrada 1234b y Costanera, en el que invirtió $ 10.000 y hasta contrató una diseñadora de interiores.

Andrés anota que la mercadería que ofrece es para clientes de 13 a 25 años. Se trata de ropa casual y playera. Los precios van de $ 15 a $ 45. Comenta que la venta se maneja mucho por las redes sociales y que el 25% de la mercadería se va a provincias, entre ellas, Galápagos. Próximamente va a sacar al mercado zapatos casuales para hombre.

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Koolfactoryec

Hace dos meses Fernando Vizueta, un egresado de Diseño gráfico, también decidió abrir un local y se instaló en Víctor Emilio Estrada 414b y Ébanos. Ahí ofrece camisetas, cojines, jarros y bolsos de mujer personalizados con impresiones de diseños directos sobre telas con el método de sublimación (impresión con tinta) y de vinilo de corte (adhesiva) creados por él. Su marca es Koolfactoryec y es de su propiedad.

“Yo había comenzado con los diseños de las carcasas de celulares, los publicaba por las redes sociales y los vendía por envío. Poco a poco me fui comprando máquinas para las impresiones. Después me di cuenta de que necesitaba un local, porque a la gente en Guayaquil le gusta ver personalmente el producto, tocarlo, ver la calidad”, dice Fernando, quien eligió Urdesa porque cree que tiene un alto movimiento comercial.

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Los precios de sus productos van de $ 15 a $ 25. Sus clientes van desde los 15 hasta los 35 años y gran parte de las ventas se mueven por medio de las redes sociales.

“Sí hay mercado para vender los productos nacionales, pero hay que saber vender la marca y diferenciarse de los demás de lo que se quiere ofrecer”, indica.

Tendenza

En Urdesa también halló un espacio la machaleña Jéssica Nagua, quien ofrece ropa casual diseñada por ella y confeccionada en el país en su tienda Tendenza, en Las Monjas y V. E. Estrada.

“Hacemos todo los que es ropa para chicas e incluso de chicos. Ya hemos lanzado la segunda colección de ropa para chicos. Hacemos todo lo que es camisetas de chicos. Vestidos, faldas, blusas, todo lo que es vestimenta diaria de mujer. Vestidos de fiestas, ropa de baño. Vamos por todo lo que es la necesidad de la gente”, señala Jéssica con su acento español adquirido tras los 15 años de vivir en España.

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De ese país, donde trabajaba como gerenta en un restaurante, regresó hace más de dos años y abrió la tienda en Urdesa, donde al comienzo vendía ropa que traía de España, pero debido a las restricciones en las importaciones se decidió a crear las prendas.

Dice que nunca había conocido Guayaquil, pero la escogió para abrir su local porque es una ciudad con mucho movimiento comercial. “Elegí Urdesa porque es bastante céntrica, hay mucho movimiento de gente”, indica.

Señala que los precios de los elaborados que ofrece van desde $ 5 hasta $ 65. “Estamos en capacidad de dar buenos precios, asequibles, porque nosotros mismos fabricamos. Tenemos un taller con cinco personas y entre todas aportamos las ideas para lanzar la nueva colección”, anota. Su negocio también se promociona mucho por la redes sociales, de donde proviene gran parte de su clientela.

“Estamos empezando a producir blusas casuales, ropa para el uso diario”, dice Sheyla y añade que quiere hacer la ropa porque importarla le resulta muy costoso, se trabaja el doble y se gana menos. “Acá hay buenas telas”, indica y añade que por ahora las ha mandado a confeccionar, y que si le va bien se instalará un taller. (I)