Cientos de filipinos desafiaron a la tormenta el domingo para participar en una protesta contra la decisión del presidente del país, Rodrigo Duterte, de que el fallecido dictador Ferdinand Marcos sea enterrado en un cementerio de héroes, pero el mandatario se mantiene firme en su idea a pesar de la creciente oposición.

Según la Policía, unas 1.500 personas, con una gran pancarta con el lema "Marcos no es un héroe", hicieron frente a la lluvia, el viento y el barro en el parque Rizal de Manila para pedir a Duterte que reconsidere su decisión. Lanzaron una campaña de recogida de firmas para intentar frenar el sepelio, que podría tener lugar el proximo mes.

Loretta Ann Rosales, exdirectora de la comisión gubernamental sobre Derechos Humanos, dijo que fue torturada, electrocutada y sufrió abusos como miles de activistas de izquierdas más detenidos durante el mandato de Marcos, durante una época oscura de la historia de Filipinas que muestra claramente por qué el brutal líder no merece ser reconocido con honores de Estado.

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"¿Esto no es prueba suficiente? ¿Es Marcos un héroe?", preguntó Rosales mientras la multitud le respondía: "¡No!"

La senadora Risa Hontiveros, que participó en el acto, dijo que presentó una resolución en el Senado oponiéndose al entierro de Marcos, y agregó que Duterte no debería cometer "este error atroz" de ofrecer honores al exdictador.

"Marcos pasó a la historia como un enemigo no arrepentido de nuestros héroes", declaró Hontiveros. "Honrar al hombre como un héroe y enterrar sus restos en un lugar reservado para los valientes y mártires es una abominación política inimitable".

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Derechos humanos

El sepelio del dictador acusado de violaciones masivas de derechos y saqueo en el cementerio reservado a los héroes del país divide desde hace tiempo al país que lo derrocó en una revuelta popular en 1986. Fue trasladado a Hawaii, donde vivió exiliado con su esposa e hijos hasta su muerte en 1989.

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Sus restos regresaron más tarde a su localidad natal, en el norte, donde se exhiben en un ataúd de cristal. Su esposa, Imelda, y dos de sus tres hijos recuperaron poco a poco influencia política en el país tras ser elegidos para cargos públicos.

Duterte, que asumió la presidencia en junio, sostiene que Marcos está cualificado para ser enterrado en el cementerio militar en calidad de exsoldado y presidente. Además, reveló que una vez votó por Marcos y que su fallecido padre, que también era político, sirvió en su gobierno.

El secretario de comunicación de Duterte, Martin Andanar, dijo el domingo que la posición del presidente "se mantiene firme" y agregó que las leyes castrenses permiten que Marcos reciba sepultura en el recinto como expresidente y soldado. (I)