En la avenida Delta, los buses circulan en doble columna y con la puerta abierta a la espera del movimiento de manos de los pasajeros. Los que están apegados a la derecha bajan la velocidad en medio de dos grupos de personas y todos corren a subirse ‘al vuelo’. Pero no solo a ese, también al que viene en media calle y del que se bajan otros usuarios. Esto, a cien metros del paradero, a las 13:00 del miércoles 25 de mayo.

En ese vaivén de vehículos de transporte urbano se baja Josefina López, de 22 años, en media calle. “Me toca bajarme aquí porque como va a la izquierda y hasta que le permitan los otros buses ponerse a la derecha, me deja muy lejos”, dice la universitaria, quien considera que recibe un mal servicio en la mayoría de líneas porque no le paran bien para subir o bajarse del carro.

Ella al igual que otros usuarios coinciden en que no se debería aumentar el pasaje hasta que mejoren el servicio. El alza de cinco centavos al pasaje se concretará si los transportistas cumplen con diez mejoras hasta el 31 de julio y al censarse entre el 1 y 15 de agosto. Esta disposición la anunció la Autoridad de Tránsito Municipal (ATM) el 22 de mayo.

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Los gerentes de cooperativas como Milton García, de La Garzota, y César Carranza, de la cooperativa Gran Colombia y de la Federación de Transportistas Urbanos de Guayaquil (Fetug) aceptan que hay choferes que dan un mal servicio y que no cumplen con disposiciones de ir, por ejemplo, con la puerta cerrada. Esto representa un reto para ellos, aseguran, para mejorar.

Ante ello, Carranza afirma que en junio se dará a los conductores un curso de atención al cliente y sobre las leyes de tránsito que deben cumplir.

En las seis cuadras de la av. Delta, donde pasan al menos 18 líneas, solo dos vehículos de las líneas 13 y 94 circularon con la puerta cerrada.

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Ahí pocos respetaron los paraderos. “La mayoría (de buses) obstaculizan el tránsito al dejar a los pasajeros donde quieren. Además, no respetan la luz roja, compiten entre ellos, van muy rápido y hay basura en el piso”, comenta Sandra Bravo, del Guasmo sur.

El recoger y dejar pasajeros al ‘vuelo’ se terminaría, según los transportistas, al implementar el sistema de bloqueo de las puertas y con la implementación de los paraderos. Esto último forma parte del reordenamiento del tránsito de la ATM, que está en fase de estudio. En cuanto a la competencia entre líneas para captar más pasajeros, se terminaría con la aplicación de la caja común.

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En Guayaquil se hacen 1’600.000 viajes a diario en el transporte público, según una consultora de la ATM que realiza un estudio de reorganización de transporte. El 70% de la población usa este servicio.

Por la autopista Narcisa de Jesús se detiene en tres ocasiones un bus de la línea 118, luego de pasar desapercibido tres letreros de ‘prohibido dejar o recoger pasajeros’. La entrada de varias zonas y urbanizaciones se han convertido en paraderos, como El Limonal, Veranda y Metropolis II, donde bajan en promedio de dos a tres pasajeros y se sube igual número.

La marcha del autobús supera los 80 kilómetros por hora (km/h), cuando en el carril de servicio solo es permitido 79 km/h. Al pasar la Perimetral, el mismo carro sube la velocidad a unos 90 km/h, intercalando con detenciones en lugares no autorizados y rebasando a unos diez autos y tráileres. Es una competición hasta que se encuentran con los radares, los que motivan al conductor a disminuir la velocidad.

En la avenida Casuarina, conocida como Entrada de la 8, algunos vehículos vetustos, con lata dañada en el interior, también dan el servicio de transporte. En el piso hay restos de comida y papeles, pese a que un balde sirve como basurero junto al chofer.

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Ahí, algunos usuarios suben los primeros dos escalones y el chofer acelera. El pasajero debe maniobrar y sujetarse de los asientos, en medio de un bus lleno, sin agarraderas, a las 06:30 del 26 de mayo. (I)