Una comida especial, obsequios, tarjetas coloridas, flores, serenatas o espontáneos abrazos fueron algunos de los detalles que recibieron las madres ayer, en su día.

“¡Mamá, si llego a viejo que no me falte tu resplandor!, ¡Al buen Dios yo le ruego que no me deje sin tu calor!”, fue el coro que hizo que Victoria Cambi se asomara al balcón, en las calles Argentina y Coronel. Ahí estaba su hijo, Patricio Largo, con los mariachis que contrató para sorprender a su mamá.

Cambi estaba emocionada. “Yo quiero a mis diez hijos con todo mi corazón, le agradezco a Dios y a la Virgen por tenerlos a todos”, expresó.

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David Zambrano eligió agasajar a su esposa y madre de sus dos hijos, Íngrid Carrera, con un desayuno en la cafetería La Palma, en Urdesa. Ella, feliz de compartir en familia, sostuvo que el mejor presente son los besos de sus pequeños, de 3 y 4 años, y las tarjetas escolares que le dieron el viernes.

Las familias Quiñónez Moreira, Mejía Aguirre y Díaz Rojas también degustaron de la primera comida del día. Otros restaurantes y cebicherías estuvieron, asimismo, llenos. “Porque las madres nos dimos de vacaciones en el hogar”, bromeó Karen Marcillo, quien al no encontrar mesa disponible se fue a un hotel del centro.

Quienes perdieron a sus madres coparon los cementerios para llenarlos de coloridas flores y adornos vistosos. En ese ambiente también había nostalgia, silencio y hasta llanto, al recordarlas.

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Vestida de mariachi, Carolay Franco cantó algunos de los temas favoritos de su abuela, Adriana Medina, al pie de su tumba y rodeada de sus parientes. Lo hizo hasta que no pudo contener el llanto. La partida fue reciente, el 4 de abril, a causa de un infarto.

“Era la alcahueta de sus nietos, alegre, lo más grande de nuestra vida. Nos educó con disciplina y amor”, expresó Marcela García, una de las seis hijas de la difunta.

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Los hermanos Anita, Paola y Alberto Campoverde llevaron música a la bóveda de su progenitora, Edda Pía Agurto, fallecida hace cinco años.

Conmovido, Alberto recordó a su mamá como una mujer alegre, cariñosa, consejera y que lo educó espiritualmente. Él la agasajaba, sostuvo, preparándole un seco de chivo, el plato favorito de ambos.

Mientras, Edith Indacochea, de 63, extrañaba las palabras de aliento de su mamá, Ángela Fienco. Ella le adornó la tumba con flores.

Los ramos florales, con globos, peluches y chocolates, fueron otro de los detalles predilectos. Los enamorados Javier Burbano y Belén Echeverría compraron dos arreglos en el Mercado de Flores para sus madres, Libia Soto y Doris Trujillo, en su orden.

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“Es mi fortaleza, quien me da ánimo todos los días. La amo”, dijo Echeverría, quien planeó llevarla a cenar para que no cocinara. (I)