Un auto transita en dirección centro-norte de Guayaquil, al pie del colegio Aguirre Abad iluminando, con sus dos faroles, el rostro de Jorge Crespín y Juan Araujo, dos peatones que transitan por la acera de la avenida Luis Cordero, al pie del plantel fiscal.

Ambos caminan apresurados hacia el cementerio general para tomar un bus articulado de la Metrovía, en un paradero habilitado en La Atarazana por el cierre temporal de la parada Coliseo Cubierto.

Unos 300 metros de la avenida Luis Cordero permanecen a oscuras, entre la Universidad Laica y el cementerio. Los universitarios que estudian en las noches dicen temer ser víctimas de delincuentes o de acosadores.

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Crespín, como otros peatones, camina en penumbras hacia el paradero. Y esta nueva rutina surgió por el cierre de vías ante las labores de remoción de escombros de un puente.

“Ella venía toda asustada, parecía que allá donde está la subida al puente (peatonal) la habían acosado dos vendedores”, relata Araujo sobre un episodio que vivió una conocida en días pasados en esa zona.

Los peatones caminan viendo a los costados. Génesis Yánez, estudiante de Idiomas de la U. Laica, como otras alumnas van presurosas. “Teme por su seguridad”, asegura.

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Un guardia de la universidad dice que los atracos se realizan sea de día o noche. Un policía del Distrito Centro, que evitó identificarse, indicó que los controles son constantes.

Este Diario quiso contactar vía telefónica la tarde de ayer al funcionario municipal a cargo de la Dirección de Obras Públicas, sin obtener respuesta. (I)