Manuel Toro
Especial para El Universo

Muisne registra la pérdida de 803 viviendas tanto en el área urbana como en el área rural. Los datos los entregó ayer el presidente del COE cantonal, el alcalde Eduardo Proaño.

Según ese balance parcial, hay 230 casas colapsadas en la isla de Muisne; 250 en Chamanga; 50 en la parroquia Daule; 40 en Muisne continental; 7 en Sálima; 70 casas colapsadas a lo largo de la vía El Salto-Chamanga; 71 en la parroquia San Gregorio; 12 en San Francisco del Cabo; 8 en Quingue; 14 en Galera; 9 en Bolívar; 16 en Portete y 26 en las poblaciones pertenecientes a la etnia Chachi.

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Proaño pidió ayuda para los habitantes de su cantón y dijo que hay más de 5.000 personas viviendo en albergues. “No sabemos cómo alimentar a los albergados, Chamanga ha sido arrasada, el 80% del poblado se ha desplomado, requerimos de ayuda emergente”, dijo.

El alcalde detalló que de las 803 casas afectadas, solamente 487 podrían ser reparadas, el resto se desplomó completamente y los ocupantes han quedado en la indigencia y no se sabe por cuánto tiempo.

Desde el pasado lunes se inició una cruzada para recolectar ayuda para los afectados de Muisne.

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Mientras, en la ciudad de Esmeraldas, el drama sigue entre los afectados quienes esperan asistencia humanitaria. A ello se suman problemas en el suministro de agua potable a los barrios altos, que son los lugares más afectados.

Ángel Mila Navarro, de 56 años, fue uno de los afectados. Su casa de dos plantas ubicada en el callejón Primavera, en las calles Delgadillo y 6 de Diciembre, en el centro de Esmeraldas, se desplomó con el terremoto del pasado sábado. Cuenta que logró meterse debajo de la cama y eso le salvó la vida.

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“Nos trajeron 2 raciones alimenticias, con eso nos mantuvimos hasta ahora”, dijo René Mina, sobrino del afectado.

El concejal Miguel Ruiz dijo que están próximos a la firma de un convenio con el Colegio de Ingenieros para que se inspeccionen todas las estructuras afectadas en la ciudad de Esmeraldas y en la periferia para evaluar el estado. (I)