David Cameron esperaba poder centrarse en la campaña para mantener a Reino Unido en la Unión Europea antes del referendo de junio, pero las dudas sobre su patrimonio, los gastos de su Gobierno y una crisis en el sector de acero están emborronando el mensaje del primer ministro.

Después de cuatro días y cuatro comunicados diferentes sobre la inclusión de su difunto padre en los "Papeles de Panamá", Cameron dijo el jueves que tuvo una vez una participación en el fondo "offshore" de su padre y que se benefició de él, provocando peticiones de renuncia.

Es improbable que Cameron siga el ejemplo de su par islandés y deje el cargo por los documentos, que muestran cómo resguardan su patrimonio los ricos y poderosos del mundo, pero el golpe a su imagen podría afectar a su campaña para persuadir a los británicos para que se queden en la UE.

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El jueves, Cameron admitió en una entrevista televisiva que tuvo una participación en el fondo panameño de su padre, Blairmore, pero que la vendió en 2010, antes de convertirse en primer ministro.

No hay evidencias de que ninguno de los dos hiciera algo ilegal, pero al centrar la atención en el patrimonio de Cameron, educado en el elitista colegio de Eton, la admisión aumentó la percepción pública de que su Partido Conservador gobierna para proteger a los ricos mientras castiga a los más pobres con sus políticas de austeridad.

Los políticos opositores dijeron que su resistencia inicial a explicar las conexiones financieras con su padre tras la filtración de los "Papeles de Panamá" el domingo generaron más dudas sobre Cameron, que ha liderado políticas para reducir la evasión fiscal.

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"Esto no se ha acabado, las preguntas siguen llegando", dijo Tom Watson, número dos del Partido Laborista. "¿Sabía el primer ministro que este fondo estaba ligado a la evasión fiscal? Si lo sabía, ¿cuándo? Y si no, ¿por qué no? Ya que dijo que 'la luz del sol es el mejor desinfectante', ¿por qué ha tardado seis años en salir esto a la luz?".

Las acusaciones de que Cameron rompió su promesa de no combatir la campaña en favor de la salida de Reino Unido, al gastar 9.000 millones de libras de dinero público en panfletos por la permanencia, y acusaciones de que permitió el colapso de la industria del acero, dejando a miles de personas sin empleo, erosionaron aún más su papel de liderazgo. (I)